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Río magdalena, patrimonio ambiental

Amenazan mancha urbana, comercio y contaminación el único afluente vivo

En la Sedema, al menos 15 denuncias de comuneros

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▲ Tramo del río Magdalena, a la altura del primer dinamo, donde se observa poca corriente.Foto Pablo Ramos
 
Periódico La Jornada
Lunes 18 de julio de 2022, p. 33

El crecimiento de la mancha urbana y el comercio informal, la falta de mantenimiento, la contaminación y hasta la santería amenazan al río Magdalena, único afluente vivo en la ciudad y uno de los más rescatados del mundo, al que se destinaron alrededor de 800 millones de pesos en los pasados 15 años sin lograr revertir la pérdida anual de su caudal.

Dicha situación redujo el suministro de agua en alrededor de 5 por ciento al pasar de 402 litros por segundo a 385, que parece poco, pero impacta a alrededor de 115 mil habitantes de 23 colonias, como Tierra Unida y Ampliación Lomas de San Bernabé, que también son de las más pobres de la Magdalena Contreras, de acuerdo con información de la alcaldía.

Además, provocó la pérdida de flora y el riesgo de que la población de especies, como el ajolote de montaña, linces, rata de campo, gato montés y venado cola blanca decrezca, pues algunos comuneros han permitido la caza ilegal de éstos últimos, denunciaron vecinos.

En la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) se han presentando 15 denuncias por la construcción de viviendas, pues los cuatro dinamos, que tienen una extensión total de 2 mil 939 hectáreas, donde está el río, es inalienable, intransferible e inexpugnable, y pertenecen a mil 776 comuneros.

La falta de supervisión, con el argumento de que los cuatro dinamos son tierra comunal, sin embargo, ha “convertido esta zona boscosa en un enorme antro al aire libre, donde los turistas pueden consumir desde un curado de pulque hasta un whisky o tequila sin ningún problema, en negocios colocados en su lecho”, se comprobó durante un recorrido.

Mientras, la moda de subir al monte ha derivado en la mercantilización de la naturaleza y la contaminación del río, barrancas y algunos de los 25 manantiales; la erosión del suelo, la pérdida de flora y fauna, y la aparición de atracciones privadas, comentaron vecinos.

La falta de vigilancia, expusieron, ha sido aprovechada también por algunos comuneros para construir viviendas o estacionamientos, así como por gente de fuera que hace santería o brujería, matando gallinas, puercos y borregos, que al igual que la ropa y veladoras que usan, arrojan al río.

Dicho afluente, explicaron integrantes de la Asamblea Popular de la Resistencia Atlitic, es muy importante por un tema de patrimonio ambiental, porque es el único río vivo abierto que nace en el bosque, transita por una zona semiurbana y luego urbana, y también histórico.

Por ello, exhortaron a las autoridades a actuar y evitar que el crecimiento de la mancha urbana lo amanece, pues han existido varios intentos, los cuales no han prosperado.