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Acompañado de su tambo-guitarra, músico de Sudán hace viajar la palabra de los bejas
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▲ Nuredin Jaber lanzará este mes su reciente disco Beja Power.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 6 de junio de 2022, p. a11

Jartum. Nuredin Jaber toca algunas notas de música tradicional con su tambo-guitarra, una lira africana conectada a un mástil de guitarra eléctrica con la que quiere romper la marginación de su pueblo, los bejas.

Junto a un bajista, un saxofonista, un guitarrista y dos percusionistas, este músico de 47 años ha logrado su sueño de niño: que se conozca la música de los bejas, los pastores nómadas de los áridos relieves en torno al mar Rojo.

En Sudán, los bejas (4.5 millones de personas) representan 10 por ciento de la población. Pero también hay comunidades en Eritrea, Etiopía y Egipto.

En Sudán, los bejas siempre han estado marginados, comentó Jaber.

Queremos cambiar las cosas, utilizar la música para llamar la atención sobre nuestros problemas, señaló a Afp Jaber que, con su disco Beja Power, que sale este mes, quiere dar voz a los bejas.

El problema de este pueblo es simple: su región es una de las más pobres de Sudán (a su vez, uno de los países más pobres del mundo), a pesar de que es el subsuelo alberga grandes cantidades de oro.

Los beja consideran que han sido marginados porque proceden de etnias que no son árabes, y que este proceso se acentuó durante los 30 años de dictadura de Omar al Bashir, que cayó en 2019.

A pesar de todo, en Puerto Sudán, la ciudad de donde viene Jaber, los sonidos del rico patrimonio beja, tradicionalmente tocado con percusión, han sobrevivido.

Jaber fundó en 2006 Dorpa, el grupo de las montañas en bedawi, idioma beja.

Se rodeó de músicos de diferentes regiones de Sudán para mostrar la diversidad étnica del país.

La cultura árabe del centro del país siempre fue predominante, explicó Jaber, a pesar de que este país del este de África siempre estuvo más cerca culturalmente del sur y el oeste del continente.

A diferencia de los que tocaban música árabe, a nosotros nos paraban los conciertos porque faltaba autorización o con algún otro pretexto, recordó.

El bajista Abdelhalim Adam, que viene del otro extremo del país, de Darfur, también conoce el peso del predominio cultural árabe.

Para este miembro de la etnia peul, la lucha de los beja es similar a la de nuestras tribus en el norte de Darfur, donde la guerra civil que empezó en 2003 entre el régimen de Bashir y los rebeldes de las minorías étnicas dejó 300 mil muertos y 2.5 millones de desplazados, según la ONU.

Denuncia la discriminación

Para denunciar las discriminaciones en el país, Mohamed Abdelazim, que toca la conga en el grupo, decidió aprender con Jaber los ritmos de su región.

A pesar de que nunca he ido al este, ahora conoce la manera en la que tocan la percusión, con un ritmo muy especial.

Los bejas también tomaron en su momento las armas contra Bashir, pero la caída del dictador no acabó con sus sufrimientos.

Las autoridades de transición prometían que acabarían con la marginalidad de las comunidades que no son árabes, pero un golpe de Estado militar acabó con el frágil gobierno.

Jaber tiene claro cuáles son sus armas: la música, que hace viajar la palabra de los bejas.