Profesores y directores de educación básica señalaron que después de dos décadas de pruebas estandarizadas como el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (PISA, por sus siglas en inglés), ya deberíamos reconocer que ese no es el camino para alcanzar mejores resultados educativos, y no podemos seguir usando un instrumento generado desde la visión más neoliberal de la educación.

En entrevista con La Jornada, Francisco Bravo, director de educación primaria con más de 30 años de experiencia como docente, consideró que la Secretaría de Educación Pública (SEP) “debería evaluar qué se logró después de tantas evaluaciones. El resultado es que se entrenó a los alumnos para responder reactivos y no para adquirir aprendizajes significativos y situados; se clasificó a las escuelas en buenas y malas, sin considerar su contexto, y se castigó a aquellas que alcanzaban bajos puntajes.

Ningún país de la OCDE se ha retirado de la evaluación

De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), creadora de PISA, cuyo objetivo es evaluar los conocimientos adquiridos por los alumnos al finalizar su educación básica, desde su introducción en 2000, “ningún país de la OCDE se ha retirado de la prueba PISA.

Señala que México ha sido una de las naciones pioneras en esas evaluaciones, ya que ha participado activamente en su puesta en marcha desde su creación.

Al respecto, profesores frente a grupo de nivel secundaria –PISA se aplica a alumnos de 15 años en áreas temáticas clave como lengua, matemáticas y ciencia– señalaron que las pruebas estandarizadas sólo incrementaron la presión y el estrés de estudiantes y maestros, sin generar resultados positivos.

Bravo destacó que a dos décadas de que México inició su participación en la prueba PISA no hemos logrado ninguna mejoría sustancial a partir de sus resultados, porque refleja la visión del tipo de educación que han querido imponer organismos internacionales como OCDE y el Banco Interamericano de Desarrollo.