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Lutero y la democratización de la lectura
E

l movimiento de Martín Lutero tuvo muchas repercusiones, una de las cuales fue la difusión de la lectura. No se lo propuso inicialmente así, sin embargo, su énfasis en que las personas examinasen por sí mismas lo que decía la Biblia resultó en una revolución del alfabeto y el aprendizaje de la capacidad lectora se disparó en Alemania.

Las críticas al poder eclesiástico católico romano que hicieron Pedro Valdo, Marsilio de Padua, Guillermo de Ockham, John Wyclif y Jan Hus no trascendieron mucho por carecer de medios que difundiesen ampliamente sus ideas. Todos ellos fueron anteriores a la invención o perfeccionamiento de la imprenta por parte de Johannes Gutenberg. En contraste, Lutero tuvo en la imprenta la herramienta que hizo llegar sus escritos a ciudades y lugares recónditos.

Es certera la observación de Elizabeth Eisenstein: Al contrario de lo acaecido con Wyclif y los waldenses, el luteranismo fue desde su origen el producto del libro impreso. Por primera vez en la historia de los hombres un vasto público de lectores ha podido juzgar las ideas revolucionarias gracias a un modo de comunicación que se dirigía a la masa, que utilizaba las lenguas vernáculas y que recurría tanto al arte del periodista como al del caricaturista (Teófanes Egido, editor, Lutero, obras, Salamanca, Ediciones Sígueme, 1977, p. 15).

El invento de Gutenberg revolucionó la forma en que se transmitían las ideas e incentivó el crecimiento en el número de personas lectoras, o que se enteraban del contenido de una obra por la lectura pública en voz alta. Patrick Collinson observa que partir de 1454, cuando inicia la producción de Gutenberg, y 1500 “habían salido de las prensas europeas unos 27 mil títulos, tres de cada cuatro en latín. El medio era el mensaje en el sentido de que los impresores demandaban originales comerciables; hasta el mismo Lutero aprendió a escribir por encargo […]. No fue el Renacimiento sino la imprenta lo que cambió el mundo” ( La Reforma, Barcelona, editorial Debate, 2004, p. 56).

El monje agustino vio en la imprenta un medio invaluable para difundir sus traducciones y escritos. La tenía por un regalo divino, el más grande, el último don de Dios. El avance tecnológico sirvió a Lutero en la producción promedio de un libro cada 15 días. Antes de que iniciara, hace 500 años, en mayo de 1521, la traducción del Nuevo Testamento, a partir de las 95 tesis contra las indulgencias (31 de octubre de 1517) y 1520 (cuando publica tres de sus principales escritos: Discurso a la nobleza de la nación alemana, La libertad del cristiano y La cautividad babilónica de la Iglesia); se vendieron más de 300 mil ejemplares de 30 obras de Lutero, puntualiza Teófanes Egido.

Para sopesar la dimensión de Lutero como escritor y el lugar que tuvo en el mercado editorial, es necesario tener en cuenta que más de la tercera parte de los libros comercializados en Alemania entre 1518 y 1525 fueron escritos por él. El opúsculo Sobre las indulgencias y la gracia (1518), en el que defendió las 95 tesis de las críticas de sus adversarios, tuvo 22 reimpresiones en dos años. Fue tal la demanda del Discurso a la nobleza de la nación alemana (1520) que los ejemplares se agotaron en una semana. Otro escrito de 1520, La libertad del cristiano, alcanzó 18 ediciones en cinco años. Su Manual de oraciones, de 1522, tuvo por lo menos 25 reimpresiones en 1545.

En 1517, Wittenberg solamente contaba con un pequeño taller de imprenta. Resultado de la fecunda pluma de Lutero y la demanda de sus escritos, en la ciudad proliferaron las imprentas hasta el punto de llegar a formar parte de los seis o siete primeros centros tipográficos alemanes. Lutero fue un escritor compulsivo, imbuido por la idea de prestar un servicio a favor de la verdad mediante su pluma. La edición crítica en alemán y latín de lo que produjo está conformada por 68 volúmenes de sus escritos publicados, 17 de cartas, 12 de documentos relacionados con la traducción de la Biblia y seis volúmenes de las Charlas de sobremesa. La edición estadunidense de las obras de Lutero consta de 56 libros.

La inmensa mayoría de quienes en vida de Lutero se enteraron de sus razones para romper con la Iglesia católica, lo hicieron por medio de papeles impresos, la red más eficaz de la época, el YouTube de entonces. Es certera la reflexión de Iñaki Ezkerra: La Reforma protestante estaba condenada desde su inicio a ser literariamente fecunda porque surgió ligada a la palabra escrita. No hay un paso en ella que no se dé con un documento, un texto, un libro de por medio. Nace y crece a golpe de lectura, traducción y publicación en los caracteres impresos diseñados por Gutenberg.

Antes de la muerte de Lutero (febrero de 1546), su traducción de la Biblia (publicada en 1534) rebasó las 400 ediciones. Al ser cuestionado Bertolt Brecht sobre cuál consideraba el libro alemán de mayor importancia, sin vacilar respondió que la Biblia de Lutero.