Opinión
Ver día anteriorDomingo 1º de marzo de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Despertar en la IV República

Revelación de una infamia

E

l presidente de la República ha revelado hechos muy graves: Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional (1964-1970) con los ojos rasos en lágrimas le declaró al ex presidente Lázaro Cárdenas que el Estado Mayor Presidencial, por órdenes del presidente Díaz Ordaz, había sido el responsable de la matanza de Tlatelolco en 1968 y del asesinato de Carlos Madrazo en 69. AMLO conoció esta versión de boca de Cuauhtémoc Cárdenas, quien lo ha confirmado. El sabotaje contra el avión en que viajaba Madrazo le costó la vida a él, su esposa y 95 personas más:

La revelación coincide con la que nos hicieron en los años 90 funcionarios de la Secretaría de Gobernación. La caja negra desapareció, los indicios se eliminaron, los responsables no fueron procesados y, lo que es peor, nadie pidió un esclarecimiento. Todos aceptaron que no existió sabotaje, sino una casualidad. Ni los parientes de las víctimas ni los seguidores de Madrazo, ni sus innumerables amigos de todo el país, ni el PAN, ni los escasos defensores de los derechos humanos, ni la prensa sumisa y bien pagada. Todo mundo aceptó el silencio. El único funcionario que asistió al velorio fue Antonio Ortiz Mena.

Fue como si el temor a una nueva represión brutal paralizara de miedo a todos. Hoy que pienso en todo aquello, me da escalofrío. El sistema funcionaba gracias a la cobardía generalizada. Lo mismo pasó con los crímenes de Tlatelolco.

Casi 40 años después, Roberto Madrazo, hijo de don Carlos, que compitió por la Presidencia, declaró que su padre había muerto por sus ideales. Antes ni una palabra. Si es difícil entender por qué no se exigió ninguna explicación al desastre, es más difícil imaginar o saber la motivación del atentado.

Madrazo conocía el sistema político y sabía que era imposible levantar un nuevo partido capaz de vencer al PRI. Él lo dejó claro en su última entrevista. ¿Qué otra motivación pudo existir para el sabotaje?

La gente que se agregaba en todo el país para recibir a Madrazo y aplaudirlo no era una organización política. Era una corriente que se disolvió a su muerte. Entre los madracistas hemos mantenido el recuerdo de don Carlos, hombre valiente y patriota, precursor de la democracia. Hoy es nostalgia de viejos, teñida de amargura.

Colaboró Mario A. Domínguez.