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En el barrio chino ni temen ni se espantan por el Covid-19
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▲ Vista del barrio chino ubicado en la calle Dolores, en el centro de la Ciudad de México, donde el coronavirus no es motivo de alarma.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de febrero de 2020, p. 29

El temor por el brote de coronavirus (Covid-19) que mantiene encerrados en sus domicilios a millones de habitantes en China no ha llegado al emblemático barrio de aquel país en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde se mantiene la misma afluencia de visitantes, nacionales y extranjeros.

Sin motivo de alerta al descartarse todos los casos sospechosos del virus, en el colorido callejón de Dolores, entre las calles Independencia y Artículo 123, no hay distinción en el trato o discriminación hacia los orientales.

Entre música de reguetón que sale de una tienda, donde a gritos un joven vende galletas de la suerte y refrescos chinos, y los ritmos de la música asiática que llegan desde un puesto de discos pirata, Marco y su familia originaria de China lo confirman.

El joven de rasgos orientales que acompaña a sus padres durante sus días de vacaciones en la Ciudad de México procedente de Chiapas, contó que ha sido blanco de bromas y de algunas miradas espontáneas cuando se le ocurre toser, pero nada más.

No soy chino, soy mexicano, vengo de Chiapas, respondió inmediatamente cuando el chofer del taxi que lo trasladó del aeropuerto al hotel donde se hospedó volteó a verlo con recelo cuando en repetidas ocasiones estornudó.

Salvo esos incidentes, no ha habido ninguna discriminación ni en el aeropuerto ni en ningún lado, pero estoy consciente de que la gente se puede preocupar, porque realmente las noticias son alarmantes, comentó.

Allá es donde está la tragedia, refirió al contar que en Hong Kong hay desabasto de mascarillas y gel para las manos. Nuestros parientes nos pidieron cubrebocas y les enviamos 10 cajas de 50 piezas cada una, porque más no podemos hacer; sólo esperamos que les lleguen bien.

El empresario Jesús Esparza, quien junto a su esposa originaria de China administra el restaurante Hong King, sostuvo que afortunadamente el ir y venir de la gente no ha parado. Vienen más a tomarse la foto que a comer o comprar, pero sigue llegando la gente, todo está normal. Afortunadamente no hemos tenido ninguna afectación.

Los que se han detenido son los viajes de los oriundos del país asiático, quienes en estas fechas acostumbran convivir con sus familias por el año nuevo chino, pues durante los festejos ya estaba la alerta por la epidemia que ha paralizado la actividad económica en aquella nación.

El empresario añadió que la única preocupación es que no haya abastecimiento de algunos insumos para la elaboración de alimentos si la crisis por el coronavirus se prolonga aún más y se mantienen las restricciones.