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Economía moral

Teoría económica neoclásica y neoliberalismo // Algunas críticas a la teoría neoclásica del consumidor (TNC)

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n la serie que hoy inicio, me propongo explorar las ligas entre el neoliberalismo y la teoría neoclásica (TN) y criticar ambos cuerpos de pensamiento. Hoy comienzo con la teoría neoclásica del consumidor (TNC). Recuerdo un momento de risa colectiva cuando era estudiante de la maestría en economía en El Colegio de México (1967-1969): varios estudiantes de dicha maestría, sentados en una mesa de lectura, leíamos una un artículo de una revista académica en inglés para el curso de teoría microeconómica. Alguno leyó en voz alta los supuestos con los que el autor construía su planteamiento teórico y, de manera espontánea, estalló la carcajada colectiva. El sentido cómico involuntario de la teoría neoclásica (TN) se nos hizo evidente y nuestra reacción reflejó nuestro sentido crítico. Desde entonces siempre me he preguntado cómo se puede explicar que muchos economistas, sobre todo entre los que estudiaron el doctorado, dejaron de reírse ante esos supuestos y los llegaron a ver como el sostén de la única y verdadera ciencia de la economía. ¿Pierden la distancia crítica por miedo a no aprobar y no obtener el grado? Esto ocurre en todo el mundo, no sólo en México.

La TN (dos partes centrales de la cual son la teoría de la producción, TNP, y la del consumo, TNC) no puede considerarse una teoría científica porque ni sus supuestos, de los que se derivan deductivamente todos sus postulados, ni éstos, son sometidos a prueba empírica y tampoco a análisis de consistencia lógica. La TNC está fundada en 6 axiomas (supuestos formulados formalmente) de la elección. Si cualquier supuesto fuese falso, la TNC se derrumbaría. He sostenido (Elementos para la crítica de la economía política de la pobreza, revista Desacatos, Ciesas, Nº 23, 2007; y Necesidades humanas, recurso tiempo y crítica de la TNC, Economía Informa, nº 351, 2008) que los supuestos-axiomas de no saciedad, completitud y transitividad son inconsistentes con la experiencia de los consumidores. Abordo hoy el primero,

“[Si] las necesidades nutricionales de un varón adulto con valores promedio de peso, talla y tipo de actividad [son] 2,660- 2,940 kcl. y 57-63 grs. de proteína ideal…. [y se encuentra] en esos rangos… estará en la situación ideal. Por debajo de ambos límites mínimos, estaría desnutrido; por arriba de los máximos, padecería obesidad… Por tanto… los consumidores tienen muy poco margen de elección. Esto es consistente con el modelo de la vitamina (P. Warr, Work, Unemployment and Mental Health, 1987) que sostiene que, a medida que aumenta la cantidad de una característica [en este caso calorías o proteínas] a la que tiene acceso una persona, el bienestar aumenta al principio hasta llegar a un nivel, después del cual el bienestar permanece constante aunque siga aumentando la cantidad y, finalmente, si continúa aumentando ésta, el bienestar empezará a descender. Esto conforma una curva de bienestar en forma de montaña. Aunque quizás este modelo, que refuta el axioma de la no saciedad… no sea aplicable a todas las necesidades humanas… parece aplicable no sólo a alimentación sino a muchas otras necesidades.” (Desacatos 23, pp.64-65)

En los pocos casos en que la TN es sometida a prueba empírica, los resultados no retroalimentan la teoría. Por ejemplo, Angus Deaton (premio nobel de economía 2015) y John Muellebauer (DyM), en Economics and Consumer Behavior (1980/1991), analizan evidencia asociada a cuatro modelos empíricos basados en la TNC. Concluyen que:

“a) Los modelos producen un conflicto con la teoría. Las restricciones [impuestas a las funciones de demanda] de homogeneidad [si los precios y el presupuesto del hogar se multiplican por una constante, nada cambia] y simetría [el cambio en la cantidad demandada del bien i, cuando cambia el precio del bien j, debe ser igual al cambio en la cantidad demandada del bien j cuando cambia el precio del bien i ], y que son básicas para… los axiomas de la elección, son consistentemente rechazados por la evidencia. b) Hay otras importantes variables explicativas distintas que los precios y el gasto total” (pp. 79-80). [Es decir, existen variables omitidas. Estas conclusiones desfavorables para la TNC los obligan a ser inconsistentes: “No creemos que… sea necesario abandonar los axiomas de la elección a la luz de estos resultados. En última instancia, desde luego, dada suficiente evidencia convincente, debemos estar preparados para hacerlo” (p.82)

De modo opuesto al proceder científico usual, hacen recaer la carga de la prueba en los críticos: probar que la teoría es falsa. Además de la crítica, mostraré en esta serie que hay corrientes de pensamiento que estudian la conducta de consumidores y productores, abandonando el proceder neoclásico de desprecio de la realidad. (Véase cuadro (arriba), cuyo contenido requiere sistematizarse y completarse).

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