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Ver día anteriorViernes 1º de marzo de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Una decisión personal
H

e tomado una decisión personal: la de dar por concluida en esta etapa mi relación académica con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). No digo renunciar, porque a la universidad no se renuncia; no digo salir, porque como lo he señalado en numerosas oportunidades, cuesta mucho trabajo entrar a la UNAM, pero resulta imposible salir de ella. Lo hago por muchas razones que doy a conocer. Antes quiero reiterar algunos conceptos.

México y su universidad

Nuestra patria es una gran nación, un país grande y con grandeza. Para explicar su dimensión y notoriedad basta revisar su extensión geográfica, el tamaño de su población y la economía o el capital natural que le caracterizan.

Por otro lado, su historia y su cultura; las instituciones de que dispone, muchas de ellas seculares; los personajes que forman parte destacada de su biografía; nuestra identidad surgida de valores, características, símbolos y principios que son ampliamente compartidos en nuestra sociedad, explican sobradamente la nobleza y prominencia de México.

La UNAM por su parte, es una institución indispensable en la historia del país y también en su porvenir. Resulta imposible entender, por ejemplo, nuestro siglo XX sin la existencia de esta formidable casa de estudios. Estoy cierto también que en el futuro resultará imposible relatar los grandes cambios del país sin mencionar a esta "inmensa obra de cultura". La naturaleza de la universidad es la academia y su comunidad destaca por su pluralidad. En ella tienen cabida todas las corrientes, todas las ideologías. En la universidad se pueden estudiar todos los conceptos, enseñar todos los métodos y formar en todas las profesiones. En la universidad el conocimiento es objeto de búsqueda, de exploración, análisis y perfeccionamiento. Para los universitarios la verdad siempre está incompleta y los únicos enemigos que se reconocen son la ignorancia, el dogma y el fanatismo. La tarea de los universitarios no es personal y tampoco resulta ser neutral. Nos debemos a la sociedad y nuestro trabajo aspira a ayudar a la superación de sus problemas y a su engrandecimiento. El compromiso de la comunidad es con la colectividad que nos da razón de ser.

La Política

En mi valoración, la política es una actividad superior del ser humano que desafortunadamente se ha visto degradada por acciones personales y grupales que la han afectado. Creo que la política y sus instituciones deben transformarse. La práctica política debe fundarse en ideas y propuestas, en el apego a principios éticos esenciales, en la construcción de acuerdos entre los diferentes, en la convocatoria a la solución de problemas colectivos, en la discusión y el debate informados, en la razón apasionada y en el compromiso y el servicio a los demás. En sentido contrario, la política no debe ser práctica dirigida por intereses personales o de una camarilla; por la descalificación del adversario, el aislamiento de los diferentes o la cerrazón frente a las ideas de otros; por ambición y lucro en la actividad o la sola búsqueda del poder; y mucho menos por el apoyo a prácticas corruptas. La política debe servir para unir y nunca para fracturar, para convocar y nunca para enfrentar.Mi decisión

Mi desición

Durante las últimas semanas, mi nombre se ha mencionado como uno de los que podrían considerarse para participar en el proceso de elección de la dirigencia de mi partido, el Revolucionario Institucional. A pesar de que todavía no se definen totalmente las formas, condiciones, plazos y procedimientos que se seguirán en el proceso, para actuar con libertad y no afectar en lo absoluto a mi universidad, he tomado la decisión de dar por concluida la más maravillosa etapa de mi vida profesional, de cerrar la que más orgullo me ha proporcionado para emprender con toda determinación otra que da satisfacción a mi vocación de servicio. Lo hago con la convicción de que la democracia mexicana y el sistema de partidos deben fortalecerse. A todos toca contribuir a fomentar la confianza en la política y sus instituciones a pesar de que se tengan que sacrificar querencias y comodidades, a pesar de correr el riesgo de enfrentar incomprensiones y reproches.

Ahora se conocen mi decisión y mis razones. Sólo pido solidaridad y comprensión. A cambio, todos, dentro y fuera de la universidad, pueden estar seguros de que en esta nueva etapa me esforzaré por tener una conducta digna de la comunidad a la que he pertenecido, una comunidad crítica y educada, esforzada y comprometida con las causas de la sociedad, que actúa con apego a los valores y principios de una colectividad que vibra de emoción al declarar que "Por mi Raza Hablará el Espíritu".

* Ex rector de la UNAM