Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
Bitácora Bifronte
Ricardo Venegas
Lo conocido
Nikos Fokás
El terremoto y Japón
Kojin Karatani
No es maná lo que cae
Eduardo Mosches
Hablar de Leonora
Adriana Cortés entrevista
con Elena Poniatowska
Los volcanes de
Vicente Rojo
Carlos Monsiváis
El corazón more geométrico
Olvido García Valdés
Ordenar, Destruir
Sergio Pitol
Leer
Columnas:
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Cinexcusas
Luis Tovar
Corporal
Manuel Stephens
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Cabezalcubo
Jorge Moch
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|
Jorge Moch
[email protected]
El Chúchil y la propaganda que viene
Tiempos aviesos se van a sumar a la realidad que asola el vasto territorio nacional. Es año de elecciones a gobernador en el estado de México, una de las plazas más apetecibles para los carteles de la política, batalla donde el cártel de Los Pinos tendrá una preponderante actuación, y además estamos en vísperas ya –con no pocos personeros del régimen y personajes públicos haciendo la suma de sus políticos capitales y repartición anticipada de las presupuestales rebanadas– de las que posiblemente van a ser las elecciones más encarnizadas y sucias de la historia de México, lo que ya de suyo es hablar de mucho encarnizamiento y sobrada suciedad.
No es de extrañar que las elecciones del estado de México serán colección de máculas. Se trata del bastión priísta de uno de los grupos políticos más ligados a la corrupción institucionalizada, el Atlacomulco, de donde salieron emporios y fortunas de personajes como Carlos Hank González y su prole, el mismo Enrique Peña Nieto y su protector protegido, Arturo Montiel, y falansterio además que dio pertenencia a Carlos Salinas de Gortari, de sobradamente conocida y zafia trayectoria. Es nada menos de donde sale el más probable candidato del priísmo a la candidatura para la batalla por la presidencia de la República que se pone en juego el año que entra.
Las elecciones federales prometen lodazal con profuso ornamento sanguinolento. Se trata de comicios organizados por un régimen que desde su origen viene arrastrando acusaciones de fraude y que, cuando estuvo en campaña, usó todos los recursos del Estado y sus alecuijes, entre ellos en primerísimo sitio los medios electrónicos masivos de comunicación, para aplastar a sus adversarios al costo que fuere.
Ilustración de Juan Puga |
Quizá está en los cálculos del calderonismo que, de resultar perdedor el PAN, cosa harto probable, y en caso de que resultara ganadora una ecuación sucesoria no negociada, es decir, que ganara un candidato de izquierda (cosa poco probable aunque muy, muy deseable) o que no se llegara a un acuerdo de protección con un posible presidente priísta, Felipe de Jesús, el Chúchil michoacano podría estar enfrentando acusaciones muy serias y bien fundamentadas al ser causante de la debacle nacional en prácticamente todos los rubros de la vida pública, desde un erario agostado hasta la barbarie y la brutalidad, cuyo saldo ha sido al menos cuarenta mil muertos de bala y quizá unos diez mil desaparecidos, amén de vergonzantes episodios de la estupidez, la perversidad y la complicidad más ruin en un sinnúmero de episodios trágicos, como niños quemados o mineros enterrados en vida. Mucho antes del largo plazo que presume un tartufo que no ha hecho sino evidenciar que sus políticas nacionales obedecen básicamente a lo coyuntural, el máximo responsable de tanta carnicería podría enfrentar, por vez primera, ante un resultado electoral adverso, que la nación se lo demande, como engallado y con las prisas de la trifulca proclamó en cierta accidentada sesión del Congreso de hace cinco años.
Por eso el gobierno apresta su batería propagandística en los medios masivos, básicamente la televisión, donde no será extraño ver mezclados spots que defenestren la imagen de un candidato opositor –volverán la campaña de mierda y odio, las mentiras repetidas, las calumnias de que el otro es “un peligro para México”, los exaltados llamamientos de los poderes fácticos, de industriales, de banqueros, de artistas del duopolio nefasto, de clérigos metidos a proselitistas de la derecha– con otros que canten loas, por mentirosas que resulten, a los quehaceres del régimen: que si escuelas dignas y maestros capaces a pesar del despeñadero de la educación y de la persistencia de vicios de connivencia entre el gobierno e impresentables personajes como la Gordillo o Lujambio; que si hospitales abastecidos y operando a pesar de que el gobierno lleva años tratando de arruinar la seguridad social; que si buenas vías de comunicación a pesar del desmantelamiento paulatino e impepinable de la red ferroviaria nacional o de las paraestatales marítimas y a pesar de que las carreteras del país están salpicadas de baches, porque en su construcción se ha perpetrado una cantidad casi infinita de fraudes y desfalcos. Anuncios por miles, por millones de pesos para crear una realidad virtual, ajena y hasta antagónica a la nacional, vasto territorio cosmético que hará inmensamente felices, otra vez, eso sí, a los mercachifles dueños de las televisoras, sus cuentachiles y sus corifeos lameculos.
|