jornada


letraese

Número 178
Jueves 5 de Mayo
de 2011



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate

opiniom


Católicas por el Derecho a Decidir


Por un 17 de mayo más respetuoso de la diversidad sexual

En el marco del Día Internacional contra la Homofobia, a celebrarse el próximo 17 de mayo, Católicas por el Derecho a Decidir celebra los avances que se han dado en la Ciudad de México en pro de los derechos humanos de lesbianas y homosexuales y del respeto a la diversidad sexual.
En agosto de 2010, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación validó, por mayoría de votos, las reformas que reconocen el matrimonio entre personas del mismo sexo, y los derechos que se desprenden del mismo como la seguridad social y la adopción. Estas reformas ponen en evidencia que la Constitución protege a todo tipo de familias sin que el matrimonio entre un hombre y una mujer sea la única forma de integrarla.
En 2011 dos parejas del mismo sexo obtuvieron los beneficios de salud pública del gobierno federal. Sin embargo, este significativo éxito dista mucho de lo que aún falta por reformar en materia de salud para atender adecuadamente las necesidades de las parejas del mismo sexo. Esto se debe a que existen grandes obstáculos por parte del IMSS e ISSSTE, en donde es necesario promover amparos judiciales para tener acceso a estos servicios.
Desafortunadamente pese a este tipo de logros, la homofobia sigue cobrando vidas y alimentando un clima de intolerancia y falta de respeto hacia la comunidad LGBTTI. La Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010 señala que una de cada dos personas lesbianas, homosexuales o bisexuales considera que el principal problema que enfrenta es la discriminación. Asimismo, cuatro de cada diez mexicanas y mexicanos no estarían dispuestos a permitir que en su casa vivieran personas homosexuales. Estos datos expresan la necesidad que existe de un abatimiento social y legal de la discriminación e intolerancia por motivos de sexo, de género y orientación sexual, pero también un reto para la construcción de sociedades cada vez más respetuosas de la diversidad.
Es lamentable que la jerarquía conservadora de la Iglesia católica haya estado a la cabeza de mensajes que estigmatizan y denigran a quienes aman a personas de su mismo sexo. Sus argumentos se basan en la imagen de un Dios vigilante y castigador, que se encuentra siempre al acecho para culpabilizar y martirizar a todo aquel que no cumpla con sus normas: en este caso, ser heterosexual. Por ello, es importante que como católicas y católicos recordemos que amar es el principal mensaje de Jesús, pero no un amor basado en el sufrimiento, en las culpas o en la exclusión, sino un amor basado en la misericordia y en el respeto a la dignidad de las personas.
Afortunadamente hay signos de apertura en nuestra comunidad eclesial. Admirablemente nuestro obispo de Saltillo, Coahuila, Don Raúl Vera, en febrero de 2009 pidió perdón por los actos de discriminación ejercidos desde el clero contra la comunidad lésbica- gay. Recientemente declaró que la doctrina de la Iglesia católica no define a la homosexualidad como un pecado, y consideró que quienes piensan distinto expresan opiniones individuales que no reflejan el Evangelio, el cual instruye a la atención de todas las víctimas de discriminación para acercarlas a la palabra de Dios. Por ello demandamos a la jerarquía de nuestra Iglesia, que respete la dignidad y los derechos humanos de lesbianas, homosexuales, transgéneros, transexuales, travestis, intersexuales y demás expresiones de la diversidad sexual, tomando en cuenta que el mensaje inspirado en el Evangelio de Jesús es de justicia, solidaridad y amor, especialmente hacia quienes sufren de mayor discriminación.
En un Estado laico como el nuestro, la democracia es sinónimo de tolerancia de la pluralidad y la diversidad de toda índole. Por ello, es fundamental que nuestra legislación garantice el respeto a los derechos de quienes representan la diversidad sexual. Resulta imposible etiquetar y condenar a los seres humanos a partir del ejercicio de su sexualidad, porque no existen humanos de primera y de segunda categoría y el amor en cualquiera de sus expresiones es uno de los pilares de la sana convivencia entre todas y todos.


S U B I R