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![]() Número 156 |
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![]() Cecilia Gayet1 y Paloma Villagómez2 Alerta roja en la Los jóvenes inician su vida sexual hoy con más información y recursos de prevención que las generaciones pasadas. Esto es, en parte, resultado de la política de población, especialmente de planificación familiar, instrumentada desde mediados de la década de 1970. Con ella se logró el acceso masivo de parejas casadas a métodos anticonceptivos, extendiéndose a adolescentes y jóvenes en general durante los años ochenta. En 1994 se abrieron módulos para adolescentes dentro de hospitales y centros de salud públicos. En 1998, la reforma escolar introdujo conceptos elementales de educación sexual en la educación básica. Los libros de texto obligatorios hablan de relaciones sexuales y mencionan las sensaciones placenteras y el orgasmo, poniendo énfasis en la responsabilidad propia de la vida adulta para asumir las consecuencias. En forma paralela, la epidemia del VIH/sida trajo consigo un intenso movimiento de la sociedad civil y del gobierno para promover el uso del condón. Lo anterior, junto con una mayor presencia de los temas de sexualidad en los medios masivos de comunicación, ha contribuido a que los y las jóvenes inicien la vida sexual en mejores condiciones. Las investigaciones indican que adolescentes y jóvenes comienzan su vida sexual a edades mayores que generaciones pasadas, a lo cual ha contribuido sustantivamente el aumento de la escolaridad. Sin embargo, destacan situaciones de vulnerabilidad, pues las jóvenes con menor escolaridad tienden a tener relaciones sexuales, uniones e hijos a edades más tempranas. Además, el embarazo adolescente no deseado es todavía un problema no resuelto. Por otra parte, dado que las mujeres más escolarizadas inician más tarde su sexualidad, también postergan el momento de unirse por primera vez y amplían el tiempo de vida sexual siendo solteras. Esto implica una necesidad mayor de acceder a métodos de prevención, tanto para evitar embarazos no deseados como infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH/sida. Se requieren mensajes claros de doble protección (de embarazos e infecciones), así como garantizar el acceso y uso efectivo a los métodos (anticonceptivos y condones), por parte de programas especialmente diseñados para las necesidades y gustos de jóvenes y adolescentes. A 15 años del inicio de los programas de salud reproductiva para adolescentes y a diez de la introducción de la educación sexual en el ciclo básico de enseñanza, los problemas diagnosticados previamente no parecen haberse resuelto: falta de personal específico en los servicios de salud, concentración de la atención en áreas urbanas, falta de recursos para entregar anticonceptivos de forma gratuita, falta de confidencialidad en los servicios. Sobre el programa de educación sexual, se advirtió el enfoque exclusivo de heterosexualidad en los libros de texto obligatorios que deja de lado la diversidad de orientaciones sexuales, y la falta de preparación de los profesores para enseñar estos contenidos. Además, existe dificultad para hacer cumplir el programa en todo el país, dada la descentralización de los servicios educativos. Tras un período de aumento constante en el uso de métodos anticonceptivos entre las adolescentes hasta 2003, se registra una disminución paulatina desde entonces, mientras que el porcentaje de adolescentes que no desean embarazarse y a pesar de ello no usan métodos anticonceptivos ha aumentado. Ésta es una alerta roja que debe considerarse para no retroceder en los logros alcanzados. Actualmente, el Programa de Acción Específico para la Salud Sexual y Reproductiva de Adolescentes 2007-2012 considera entre sus metas disminuir el número de nacimientos en adolescentes (de 64 a 58 por cada mil mujeres), para lo cual busca aumentar el uso de métodos anticonceptivos entre las mujeres que los necesiten (de 39.6 a 47.0 por ciento de las mujeres), reforzando especialmente el uso de condón entre los jóvenes (de 62 a 70 por ciento). Para ello, el Programa y varias normas oficiales en la materia se sustentan en un enfoque de derechos sexuales y reproductivos que reconoce a los jóvenes como sujetos de derechos y no como objetos de protección. Sin embargo, las metas programáticas no lograrán sus objetivos sin la voluntad política de los funcionarios de las instituciones y otros actores clave, que valoren el papel fundamental de la sexualidad en el desarrollo emocional, intelectual y fisiológico de la población adolescente. Es necesario garantizar que adolescentes y jovenes tengan a su alcance las medidas de prevención para ejercer el derecho a una vida sexual saludable, sin consecuencias no deseadas. 1 Cecilia Gayet es Profesora-Investigadora de la FLACSO México. |
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Sexualidad adolescente REPORTAJE Campañas electorales. De la propaganda política a la publicidad mercadológica ENCUESTA Marcha de la diversidad sexual LA CONTRA Marcha, fiesta y visibilidad OPINIÓN Alerta roja en la salud sexual adolescente Cecilia Gayet y Paloma Villagómez LA SECRETARÍA DE SALUD INFORMA La homofobia esta out Editorial Tiro al blanco Crónica Sero Calidad de vida Católicas por el Derecho a Decidir Reseña Directorio Números anteriores |
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