jornada


letraese

Número 156
Jueves 2 de julio
de 2009



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




editorial

En el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, el pasado viernes 26 de junio, el presidente Felipe Calderón expresó una idea de la juventud mexicana muy cargada de prejuicios. La presentó como una juventud descreída que no confía en la familia, en la escuela, en los representantes de la sociedad y que no cree en Dios porque “no lo conocen”. De acuerdo con su percepción, la juventud es presa fácil de las drogas ilícitas por ese vacío espiritual y existencial en el que viven.

Esta definición de juventud es falsa y estigmatizadora. Basta con recurrir a la Encuesta Nacional de Juventud 2005, elaborada por la SEP y el Instituto Mexicano de la Juventud, para darse cuenta que la familia y la escuela son las instituciones que gozan de la mayor confianza de las y los jóvenes, alcanzando 9 y 8 puntos en una escala del 1 al 10. Que la inmensa mayoría de ellas y ellos, 84.4 por ciento, se declaran, practicantes o no, católicos, creen en la Virgen de Guadalupe y en la noción de pecado.

Además, de acuerdo con la Encuesta mencionada, la juventud mexicana está muy consciente del riesgo que significan las drogas y el alcohol. Los perciben como el mayor problema que enfrentan. Y los “drogadictos” son el grupo menos tolerado a quienes las y los jóvenes no les gustaría tener como vecinos. Y se podrían enumerar otros indicadores de é vvsta y otras encuestas para desmentir esa visión tendenciosa expresada por el presidente Calderón.

Son problemas muchos más terrenales y concretos, como el desempleo, la pobreza, la corrupción y la desigualdad social, y no el supuesto “vacío espiritual”, los que exponen a la juventud al riesgo de las adicciones a las drogas o al alcohol. Insistir en lo otro, sólo conduce a la estigmatización de los gustos y estilos de vida juveniles.


S U B I R