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![]() Número 156 |
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Alejandro Brito Imposible saber cuántos son pero las personas asistentes este sábado 20 de junio a la XXXI Marcha del Orgullo lésbico, gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual en la ciudad de México forman multitudes que se desplazan en oleadas por la avenida Reforma. No es una marcha en el sentido político tradicional del término, se acerca más a la definición de los parade gringos, pero con un fuerte sabor a carnaval tropical. Es precisamente esa mezcla de desfile carnavalesco, manifestación política, desmadre festivo y aglomeración de curiosos donde reside la peculiaridad de las marchas anuales de la diversidad sexual. Convocadas por la demanda de igualdad de derechos, por la necesidad de visibilidad pública, por la solidaridad, por el ánimo celebrativo, por la simple curiosidad y las ganas de echar desmadre, la gran mayoría de las personas que acuden a este ritual de celebración del cuerpo y politización de la sexualidad, no están organizadas, no participan en contingente alguno, de ahí el carácter anarco-caótico de estas concentraciones masivas que no se dejan gobernar, a pesar de los esfuerzos de quienes las convocan, que este año recae en la Red Orgullo 31. Al desfile-marcha lo encabezan los contingentes venidos de varios estados de la República, seguidos por las asociaciones de madres y padres de hijos gay, lesbianas, bisexuales y transgénero. Una enorme bandera arcoíris de varios metros de largo, simbolizando a la diversidad sexual, es transportada por jóvenes hombres y mujeres. Las consignas son variopintas: “Con la derecha nunca lograremos nuestros derechos”, “Qué te importa Benedicto, si a los hombres soy adicto”, “Peña Nieto, homofóbico”, “Calderón es un fascista y represor”, “Alto, Jesús te ama”, etcétera. Los cuerpos se agolpan y agitan alrededor y encima de los tráilers, discotecas ambulantes que lanzan sus decibeles de música pop y electrónica sobre torsos y pechos desnudos. Los partidos políticos de izquierda se hacen visibles con su propaganda electoral, y antros, bares y discotecas anuncian el reven del año que no te puedes perder. El avance es muy lento y espaciado, motivado en parte por los pesados tráilers que por seguridad no pueden acelerar el paso. Por momentos, algunos “contingentes” detienen su andar mientras otros siguen avanzando. Son, en rigor, una sucesión de marchas. El cielo se desploma y el desorden es total, los más jóvenes y desmadrosos continúan bajo el aguacero en su empeño de llegar la Zócalo, la mayoría desiste y busca refugio. El evento final hace agua en el escenario y se suspende apenas iniciado el programa. “Unidos en la Diversidad” fue el lema de este año que por los contratiempos de la lluvia y la desorganización no pudo expresar plenamente su mensaje.
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Sexualidad adolescente REPORTAJE Campañas electorales. De la propaganda política a la publicidad mercadológica ENCUESTA Marcha de la diversidad sexual LA CONTRA Marcha, fiesta y visibilidad OPINIÓN Alerta roja en la salud sexual adolescente Cecilia Gayet y Paloma Villagómez LA SECRETARÍA DE SALUD INFORMA La homofobia esta out Editorial Tiro al blanco Crónica Sero Calidad de vida Católicas por el Derecho a Decidir Reseña Directorio Números anteriores |
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