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Desde otras ciudades

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Como en los cuentos de hadas, el castillo de Chillon guarda muchas leyendas y secretos en sus más de 50 salas. Aquí, la vista frontal. Foto Alia Lira Hartmann
05 de mayo de 2024 08:31
En el recorrido por algunos países de Europa es de especial interés visitar construcciones medievales que materializan el imaginario fantástico de los cuentos de hadas, princesas o reyes, bailes donde al ritmo de vals las damas lucen una indumentaria con hampones vestidos y prolongados escotes mientras los caballeros ofrecen galantemente, en inclinada reverencia, una mano dispuesta como inicio del ritual de una danza que parece llevarse a cabo sobre nubes.

Este escenario es el del castillo de Chillon, en Suiza. Chillon es un bloque de torres asentado en un bloque de rocas, aunque breve y concisa, fue la descripción que hiciera el gran pensador, político y poeta francés Víctor Hugo (1802-1885), autor de Los Miserables Nuestra Señora de París. La belleza del lugar atrajo a otros escritores a lo largo de la historia dejando su huella en testimonios escritos y contribuyendo a que se convirtiera en destino imprescindible al recorrer el centro de Europa.

El más famoso es quizás el cuento del poeta británico Lord Byron (1788-1924), El prisionero de Chillon. Este relato está inspirado en una historia real sobre un sacerdote que en el siglo XVI fue encarcelado por su negativa a cumplir las órdenes del entonces duque de Saboya de tomar Ginebra. Este prisionero llegaría a convertirse en héroe del pueblo suizo. Los espacios subterráneos que recorren todo del castillo se utilizaron como prisiones y lugar de tortura para quienes se consideraban brujos o brujas enjuiciados al ser acusados de tener impregnado en sus cuerpos y almas la huella de Satanás. De cualquier manera, el inmortalizado en el cuento de Byron es el más conocido.

El castillo de Chillon se sitúa en el sudoeste de Suiza, en el cantón de Vaud –Lausana es su capital– en las inmediaciones de la ciudad de Montreux. Los cantones son la división administrativa en Suiza, comparada con los estados en México.

Está asentado efectivamente en un islote de rocas en forma de elipse alargada; pareciera emerger desde el fondo del lago Leman con sus elegantes torres que se levantan como un fuerte de singular y pintoresca belleza ante la cual el visitante queda seducido. La originalidad radica en la apariencia del conglomerado de edificios que fueron agregándose y modificándose a lo largo de los siglos.

Sus dimensiones comprenden 110 metros de largo por 50 en su parte más ancha, por 25 metros de altura. Los primeros vestigios de esta construcción se remontan al siglo X. Estratégica fortaleza y residencia de nobles, hoy se puede visitar; su interior cuenta con varios patios y variadas salas con mobiliario original.

La familia noble de los Saboya habitó este castillo. Originaria de la región de Saboya –norte de Italia–, a lo largo de los siglos ascendió en poder político y territorial para finalmente, en el siglo XIX, convertirse en reyes de Italia.

El castillo es un museo que recibe casi medio millón de visitantes al año. Cuenta con un programa variado de eventos como obras de teatro, catas de vino de la región e incluso la posibilidad de rentar alguna de sus bellas salas para un evento privado.

Alia Lira Hartmann, corresponsal

 

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