Washington y Nueva York. El ex presidente Donald Trump dice que cuando gane la Casa Blanca otra vez será un “dictador” por un día, deportará a millones de indocumentados, impondrá aliados leales en todos los niveles del gobierno, habrá venganza contra todos los que se atrevieron enfrentarlo y regresará al uso de ejecuciones - incluyendo tal vez la horca o la guillotina - contra todo tipo de “criminales”.

Steve Bannon, el estratega político de Trump en la Casa Blanca, afirmó que el movimiento derechista encabezado por el ex presidente “podría gobernar por cien años”, según un nuevo libro de un periodista del Washington Post.

La diputada demócrata Zoe Lofgren, una de las integrantes del comité de la cámara baja dedicado a investigar el asalto contra el Capitolio del 6 de enero de 2021 para anular las elecciones, comentó al Los Ángeles Times esta semana que Trump ha amenazado con perseguir en particular a legisladores que se atrevieron a investigarlo: “si tiene la intención de eliminar nuestro sistema constitucional y empezar a arrestar a sus enemigos políticos, supongo que yo estaría en esa lista”.

Una pareja comentó a La Jornada esta semana que ya han elaborado un plan para huir de este país si Trump gana las elecciones en noviembre. “Hemos obtenido la calidad de residencia permanente en México y tenemos la intención de mudarnos allá, lo tomamos en serio”, comentaron al solicitar que no fueran identificados por nombre. Más de una docena de otros estadunidenses que han platicado con La Jornada en los últimos meses ya han iniciado el proceso para obtener nacionalidad doble con países europeos o en Canadá a donde piensan huir si Trump es electo una vez más.

Otros más rechazan ese nivel de alarma y explican que el ex mandatario siempre ha empleado retórica provocativa para mantenerse de manera constante en las primeras planas, televisión y otros medios y aseguran que muchas de sus propuestas no son viables. Por ejemplo, señalan que el gobierno no tiene la capacidad para realizar redadas masivas de indocumentados que tanto amenaza el candidato presidencial republicano, entre otras cosas.

Pero Trump y sus aliados han reiterado que aprendieron de los errores de su primer periodo y, ahora en preparación para su retorno a la Casa Blanca, tienen una red de organizaciones civiles que están elaborando planes detalladlos para asegurar que Trump cuente con el personal capacitado, las políticas y los programas para asegurar la implementación de sus ambiciosas promesas de campaña. Más de 100 organizaciones han sumado esfuerzos para recaudar unos 2 mil millones de dólares para desarrollar la estrategia de una transformación derechista radical de un gobierno encabezado por Trump, reportó el columnista Thomas B. Edsall del New York Times.

“No es suficiente que los conservadores ganen elecciones. Si vamos a rescatar al país del control de la izquierda radical, necesitamos tanto un agenda de gobernar y la gente correcta lista para llevar a cabo esta agenda en el primer dia de la próxima administración conservadora”, escribe la Heritage Foundation, una de las instituciones conservadoras de análisis y elaboración de propuestas políticas más influyentes de Washington. La Heritage ya ha elaborado propuestas detalladas - incluyendo para los primeros 180 días del nuevo gobierno - e identificado a gente para puestos claves, todo lo cual goza del endoso de otras 100 organizaciones conservadoras.

Junto con ello, una red de organizaciones especializadas en derecho ya están haciendo preparativos para continuar con la transformación derechista de la rama judicial del país, esfuerzo encabezado por Leonard Leo, co-presidente de la poderosa Federalist Society que fue clave en lograr transformar en bastion conservador a la Suprema Corte durante el primero periodo de Trump.

Un tercer elemento de esta constelación de organizaciones y fuerzas conservadoras es una red de ex asesores del presidente incluyendo su ex jefe de gabinete Mark Meadows y su estratega antimigrante Stephen Miller, quienes están desarrollando políticas para implementar una agenda derechista radical. Por ejemplo, Miller ha señalado que para deportar a millones de inmigrantes, Trump conformará una “fuerza gigante” incluyendo tropas de la Guardia Nacional para capturar a migrantes indocumentados, transportarlos a campamentos en Texas y de ahi deportarlos. Preguntado cuantos serían expulsados del país, Miller respondió “un cálculo muy conservador diría como unos 10 millones”.

Aunque la campaña de Trump ha declarado que estas propuestas y agrupaciones no necesariamente representan las posiciones del ex presidente y candidato, los planes están provocando alarma entre expertos.

“Estos son planes detallados para tomar control pleno de varios departamentos y agencias federales desde el inicio [de un gobierno de Trump] y emplear todo el poder disponible para implementar regulaciones y planes de acción etno-nacionalistas radicales”, comentó Theda Skocpol, profesora reconocida de gobierno y sociología en la Universidad de Harvard, al columnista Edsall. Agregó que estos planes no son nada menos que “un preparativo pleno para una toma de poder autoritario, apoyado por el control que Trump y los trumpistas ahora tienen sobre el Partido Republicano y sus aparatos”.

Trump ha dicho que desplegara a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y al Departamento de Justicia contra sus rivales en represalia por atreverse a perseguirlo penalmente. En otros foros, el candidato republicano ha dicho que “sacará a los comunistas, marxistas, fascistas y otros hampones de izquierda radical que viven como parásitos dentro de los confines de nuestro país”.

Persiste un debate sobre si Trump de verdad tiene la intención de hacer todo esto, o hasta que grado habla en serio. Varios de ex integrantes de su gabinete cuentan de solicitudes alarmantes - incluyendo persecución de adversarios por agencias del gobierno, represión militar contra manifestantes, y hasta ataques con misiles contra México, entre otros - indicaron que es capaz de todo tipo de ordenes poco tradicionales.

Todo esto es lo que está llevando a algunos a contemplar huir de su país. Uno de los que está nutriendo este temor es el propio presidente Joe Biden cuya estrategia electoral en gran parte gira en torno de generar un voto anti-Trump en su favor para su reelección.

“Creo que los pronósticos de que Trump destruirá la democracia están equivocados”, comentó otra analista en Washington a La Jornada. “Pero en verdad, no lo sé y no lo sabremos hasta que sea electo. Y para entonces ya podría ser demasiado tarde”.