París. La agencia internacional de policía Interpol y la Organización Mundial de Aduanas (OMA) informaron ayer la incautación de 53 primates, cuatro grandes felinos y más de mil 300 aves, así como unos 300 kilogramos de marfil, miles de huevos de tortuga, cuernos de rinoceronte, pieles de leopardo, dientes y patas de león, en el marco de una amplia campaña anual de combate al tráfico de especies silvestres y madera, que este año abarcó 133 países.

Interpol declaró que coordinó unas 500 detenciones en todo el mundo entre el 2 y el 27 de octubre. Se realizaron más de 2 mil confiscaciones de animales y plantas. La participación de este año en la operación contra el tráfico ilegal de fauna y flora silvestre, llamada Operación Trueno, fue la más alta desde su inicio en 2017.

Los animales vivos iban a ser destinados al comercio de mascotas o al contrabando de huevos o de carne, mientras que las partes de animales salvajes se utilizan para joyería o rituales.

“Los traficantes de fauna y flora silvestres y de madera ponen en peligro de extinción a animales, aves y plantas importantes", declaró el secretario general de Interpol, Jürgen Stock. “Estos delitos atroces no sólo privan al mundo de animales y plantas únicos, sino también a los países de sus bienes naturales”.

Como parte de la operación, se registraron cientos de vehículos, entre ellos automóviles, camiones y buques de carga, en puestos de control de todas las regiones. Se emplearon perros rastreadores especializados y escáners de rayos X para detectar fauna silvestre oculta y cargamentos de madera camuflados. Se examinaron cientos de paquetes, maletas, vehículos, embarcaciones y transportadores de carga.

Interpol hace hincapié en los vínculos existentes entre los delitos contra el medio ambiente y otras formas de delincuencia, como la violencia, la corrupción y los delitos financieros.

La OMA destacó el papel fundamental de las aduanas en la desarticulación de las redes delictivas mediante controles fronterizos, el intercambio de información y los avances tecnológicos.

El secretario general de la OMA, Kunio Mikuriya, afirmó que esto implica “aplicar controles estrictos en las fronteras” para desbaratar a los traficantes e “intercambiar información, fomentar la colaboración y adoptar avances tecnológicos” en las operaciones aduaneras.