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Será Claudia
H

acia noviembre próximo Morena y el gobierno de la 4T habrán resuelto en lo fundamental su pendiente sobre el traslado del testigo a la persona que sustituirá a Andrés Manuel López Obrador. Será Claudia Sheinbaum con alta probabilidad. Así lo esperamos la mayoría de quienes deseamos un gobierno orientado por la divisa por el bien de todos, primero los pobres. Si la indicada presunción de tantos se vuelve realidad, también esperamos que Marcelo Ebrard decida quedarse dentro del proyecto de la 4T. México lo necesita, qué duda cabe. Como por sus propios galardones necesita también a Gerardo Fernández Noroña o a Adán Augusto López Hernández.

En el estado de México ha ocurrido lo que debía ocurrir y en Coahuila lo que tenía que ocurrir. Edomex tiene ahora su primera gobernadora: se amplía la base territorial de los gobiernos de Morena y se abre para este partido el periodo de elección mediante encuesta para designar a su aspirante a la Presidencia. En las actuales condiciones políticas tal designación equivale a desvelar hoy el resultado de la elección del año venidero. PRI, PAN, PRD y MC están desprovistos de toda posibilidad de competir: no tienen ideas, no tienen programa, no tienen líderes creíbles para las mayorías; su vida política sumida en el fango de la corrupción los mantiene ahogados. Hace varios sexenios que se hallan en esa patética condición; faltaba sólo la conciencia de masas sobre el vertedero en el que se habían convertido. En 2018 esa conciencia se manifestó con toda su fuerza.

Por esas razones, la altamente probable candidata de Morena será casi investida con el alto honor y la grave responsabilidad de encabezar el Poder Ejecutivo. Se ha abierto ya el largo camino para elaborar los balances sobre el trecho andado, para actualizar el proyecto de la 4T con una nueva visión de largo y mediano plazo, para examinar el envés y el revés de cada programa particular para dar cumplimiento a los derechos sociales constitucionales de los mexicanos.

El año que está por delante exigirá mirar con detenimiento los pasos futuros para continuar cambiando la correlación de fuerzas en favor de las mayorías. El 2 de junio de 2024 la nueva presidenta –en la suposición planteada–, alcanzará apenas el poder del gobierno. No más allá. La supremacía social reside en el poder económico de los empresarios y en el poder mediático, y a esas dos fortalezas se ha sumado, con resuelta determinación, el Poder Judicial, operando desde hace meses la lawfare. La 4T gobierna y continuará gobernando con ese dique formidable en contra, más aún el próximo sexenio, cuando ya no esté presente AMLO, dirigente con el que se fundieron las mayorías en julio de 2018.

Para avanzar en el cambio de la correlación de fuerzas, es inexcusable alcanzar la mayoría calificada en el Congreso; por tanto, a pesar de lo antes dicho la campaña política no será camino llano. Debido a su irrelevancia, los otros partidos actuarán de gran estorbo y nadie debe olvidar en Morena, ni por un minuto, que ahí residen los maestros de la maquinación, la intriga, la mentira, el ardid, la trampa. Y en ese rol tendrán a su servicio al poder mediático.

Alcanzar la mayoría calificada permitiría reformar de fondo el Poder Judicial, pero también es indispensable reducir el poder mediático que, a todas horas, trabaja contra la 4T. No porque deba eliminarse a nadie, sino porque las mayorías requieren al menos un poder igual. El gobierno de AMLO avanzó con la ampliación del Sistema Público de Radiodifusión (SPR); nuevas plataformas de SPR brindan más accesos a la voz pública. Son necesarias nuevas alternativas en la lucha cultural, para combatir sin miramientos al poder neoliberal. Este poder se expresa a todas horas en los medios de información, en los de entretenimiento, en las redes sociales, en las iglesias, en el sistema educativo, y así domina ideológicamente a amplios sectores de la sociedad. Es hora de que los avasallados de siempre se sacudan la dominación neoliberal y produzcan su propio discurso, uno que abarque a todos los segmentos de la sociedad que quieran ser parte del proyecto nacional-popular.

Como ha dicho Claudia algunas veces, con la Cuarta Transformación las mayorías de México alcanzaron una patria con esperanza: es una transformación de gran calado para la construcción del futuro de México. Ha cambiado la vida de millones de mexicanos, está cambiando su modo de ver y de pensar su propia vida y su mañana; son ahora poseedores de derechos sociales que se han vuelto constitucionales; ahora cuentan con el beneficio de un programa social o, frecuentemente, con más de uno. Hoy existe un gobierno al servicio de las mayorías. Servir a las mayorías, aumentar sus derechos, velar por su cumplimiento, es trabajar para todos.

La naturalidad y el reposo de Claudia en los mandos del gobierno de una de las ciudades más complejas del orbe, estarán presentes en un gobierno de la nación que mantendrá la bandera: por el bien de todos, primero los pobres.