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Ciudad perdida

Zopilotes revolotean sobre Delfina

S

egún todas las mediciones, el triunfo de la maestra Delfina en las elecciones del estado de México es, hoy por hoy, irreversible. Los 20 puntos o más sobre la candidata del PRI la hacen ya la triunfadora de la contienda. Sólo queda una pregunta: ¿quién gobernará en la entidad?

Es más que sabido que la señora Delfina se pasó tocando puertas, haciendo visitas en todas partes para decir, para gritar que ella no quería gobernar y que si se quedaba sin chamba no importaba, que ella estaría contenta.

Mientras, dos enormes zopilotes políticos revoloteaban sobre su cabeza: Higinio Martínez, un sátrapa en la entidad, y Horacio Duarte, que aún no acaba de lamerse la herida que le provocó no ser el favorecido por la encuesta de Morena.

Así las cosas, el deseo de la maestra Delfina se cumplirá. Ella no gobernará y muy probablemente, como verdaderos mafiosos, Martínez y Duarte se dividirán la entidad para sacarle el jugo que puedan sin dar la cara.

Chimalhuacán, Texcoco, Nezahuacóyotl… bueno, todo el oriente del estado quedará en manos de Martínez, quien busca extenderse hasta Toluca, donde Duarte tiene pocos seguidores. Ecatepec, el quinto municipio más poblado del país y donde por el momento no hay controles, será la joya de la corona. Es un caos.

Ahí, por el momento, no hay definiciones para el poder. Aunque el voto se irá hacia Morena, el gobierno –que no hará Delfina– no tiene ni nombre ni apellido y será, o es, un inmenso campo de batalla de Morena.

Horacio Duarte, quien ha hecho campaña desde hace mucho tiempo en la entidad, centró su atención en lugares como Naucalpan y otros municipios con menos conflictos sociales, desde donde pretendió convencer a la gente de sus habilidades para gobernar, pero no surtió efecto.

Lo cierto es que dos perdedores serán quienes manejen el estado de México, el más importante, por su cantidad de votos, para la elección de 2024, y esa división traerá consecuencias significativas para quien vaya a convertirse en la cabeza para la elección presidencial.

Esta situación, la división del estado y la incapacidad de la maestra Delfina, la conocía a la perfección Mario Delgado, líder nacional de Morena, y aún así, es más, con la certeza, porque a él se le dijo que la maestra no quería ir a la elección, la metió en la encuesta.

Para Delgado, buen conocedor de las leyes del mercado neoliberal, las elecciones nada tienen que ver con ideología, sino del poder por el poder. De poco o nada servirá Delfina para la continuación del proyecto de la 4T, pero la entidad significa muchas cosas para lograr que el poder, con todo lo que ello significa, siga en manos de Morena.

Por cierto, la jugada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación lo dejó fuera de una de sus ambiciones más caras: el gobierno de la Ciudad de México, donde si bien es cierto tendría muy pocas posibilidades, también lo es que lo regresaría a la palestra.

Y es que el tribunal, donde los no electos juzgan las decisiones de los votantes, lo dejó a la cabeza de Morena –cosa que él no deseaba–, y de esa forma prácticamente lo anuló de la posibilidad de meterse a la encuesta por la CDMX, y aunque pudiera renunciar y lanzarse, no lo hará porque obedece órdenes, y esas órdenes dicen: ahí te quedas.

De pasadita

Con la certeza de quien sabe que todo está perdido, comentó entre sus amigos, con la prensa, que prefería no ser nada…

Y de pronto, desde el Zócalo, se escuchó una voz: concedido.

Y colorín colorado…