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¿La fiesta en paz?

Violencia y crueldad se imponen desde otros frentes que al sistema no le conviene prohibir, observa el pintor Juan Antonio Ruiz

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Impío, toro bravo que remató con furia en un burladero, desprendiendo la tela de Antonio Ruiz que lo decoraba.Foto cortesía del pintor
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stoy totalmente en contra de esas tendencias actuales de falso arte taurino de gente que no es aficionada ni siente la fiesta de toros ni sabe de la riqueza de su mundo y sus muchas vertientes culturales. Más que aproximarse deforman y violentan el sentido de la tradición plástica de la atmósfera taurina con antojos y ocurrencias carentes de una obligada taurinidad. Viene un falso modernismo empeñado en matar la esencia de lo taurino para satisfacer gustos por lo menos dudosos, alejados de una cultura taurina bien entendida, sostiene Juan Antonio Ruiz, pintor taurino originario de San Miguel de Allende, Guanajuato, donde nació el 3 de diciembre de 1975.

“Viendo obra de Ruano, Flores y Navarrete −añade− fue como empecé a aficionarme a la fiesta desde niño; ahora nos quieren animar a entrar a las plazas con una falsa estética sin sangre y sin escenas de riesgo en el ruedo, pero es otra forma de darle la puntilla a un espectáculo acosado ya por demasiados frentes. Y si agregamos un cartelismo abstracto o aséptico, se elude toda promesa de emoción y de estética tauromáquica para caer en un antitaurinismo festivo o colorido pero antitaurinismo al fin.

“Desde luego un cartel de toros debe tener mucho colorido pero a la vez ser muy específico del quehacer en el ruedo, de suertes hermosas o de circunstancias de peligro, como una promesa de expectativas para el grueso del público, no para especialistas en arte vanguardista. Estética y drama no se pueden expulsar de una invitación elocuente a asistir a la función taurina. Lo que parecemos olvidar es que violencia y crueldad están en muchas expresiones promovidas por el mismo sistema: música, baile, contenidos mediáticos, publicidad mentirosa, vulgaridad, pero eso no se censura ni prohíbe, se considera libertad de expresión.

“Fotografías en lugar de pinturas −argumenta− no hacen atractivo un cartel taurino, lo desvirtúan, debilitando aquello que pretenden promover. ¿A la gente le atrae ver retratos de toreros boquiabiertos o más bien suertes vistosas y situaciones de peligro delante de un toro bravo? Las empresas ya no apuestan por el arte pictórico realmente taurino porque no quieren repartir ingresos sino ahorrar en favor de ellos, no de la fiesta. Eso se vuelve un círculo vicioso: no gastan en arte plástico para reducir costos y lo que logran es disminuir las entradas por esa promoción débil, poco persuasiva y nada vistosa.

Se debe romper, ya, con esta inercia cartelera que tanto ha debilitado la imagen de la fiesta y modificar esa mentalidad ahorradora carente de sentido. Urge que empresas e instituciones convoquen, sin complejos, a concursos nacionales del cartel taurino e inviten a artistas plásticos a decorar tablas y burladeros en los ruedos. Ha faltado visión cultural del espectáculo y grandeza de miras para promover la función más original del mundo. La fiesta es compendio de valores verdaderos, pero si al interior de la fiesta no hay respeto por esos valores poco se puede argumentar en su favor. Los pintores taurinos tenemos que trabajar mucho para ofrecer algo netamente personal y a la vez impactante, hasta que las empresas entiendan la importancia de la pintura taurina como modo de obtener mejores resultados para todos, a menos que quieran hacerle el juego a animalistas y antitaurinos, remata el artista, que está en Facebook como juanantonioruiz, en Instagram como juanantoniorzz y correo: [email protected]