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Covid: tres años/I

Encabeza cifras de casos y decesos

Pese a ser el país más rico, EU fue epicentro de la pandemia

La contingencia sanitaria evidenció todas las grietas de una sociedad: Manheimer

Corresponsales
Periódico La Jornada
Lunes 27 de febrero de 2023, p. 3

Nueva York y Washington., Washington informó que estaría enviando un nosocomio flotante al puerto, mientras los hospitales continuaban instalando carpas a sus alrededores para colocar miles de pacientes, algunos de los cuales morían en los pasillos por falta de camas, las ambulancias no cesaban de pasar, enfermeras y personal de emergencias médicas estaban exhaustos, y los líderes ofrecían mensajes cruzados declarando que no era tan grave la cosa y continuarían engañando y fracasando en responder a la crisis que resultaría en miles de muertes innecesarias.

No era Haití, o un país africano, era Nueva York, la ciudad más rica del mundo, y primer epicentro de la pandemia de covid-19. El país que pavoneaba su avanzado sistema de salud se volvió epicentro mundial de la pandemia y durante un tiempo fue líder en casos de coronavirus. De hecho, en el primer año, Estados Unidos, con menos de 5 por ciento de la población mundial, tenía 25 por ciento de los casos y muertes por covid-19.

A tres años de la proclamación de la emergencia de salud pública más severa desde la llamada influenza española de 1918, las estadísticas ofrecen una visión unidimensional de la pandemia en Estados Unidos. Hasta la fecha, Estados Unidos tiene 103.3 millones de casos confirmados desde el inicio de la pandemia, con un total de un millón 119 mil muertes, según datos de la Universidad Johns Hopkins.

Más estadunidenses murieron de covid que el total de los que murieron en todas las guerras de los siglos XX y XXI. Hubo días en que se registraron 3 mil muertes cada 24 horas –el equivalente de un11-S diario. Los indígenas, afroestadunidenses y latinos murieron de manera desproporcionada. Y hubo muchas más muertes excesivas en Estados Unidos que en los otros países avanzados del mundo.

Tal vez lo más devastador y la mayor condena al manejo de la pandemia es el hecho de que quizá casi la mitad de las muertes por covid fueron innecesarias. Una primera evaluación en la revista médica The Lancet calculó que 40 por ciento de las muertes en los primeros dos años de la pandemia eran evitables, una condena devastadora para el manejo de la crisis de salud por el gobierno de Donald Trump.

Detrás de esas cifras hay otras dimensiones, sobre todo del sufrimiento de diferentes sectores, con los más pobres y los inmigrantes como los más afectados, así como de heroísmo cotidiano y un supuesto retorno a la normalidad que de cierta manera busca ocultar, ignorar o dejar atrás las lecciones de la tragedia que se sigue viviendo.

Al centro de la historia de la pandemia no está sólo un virus. El doctor Eric Manheimer, quien fue el director médico del hospital público de Nueva York, Bellevue, autor de 12 pacientes (FCE, 2021) escribió en La Jornada en medio de la pandemia en 2020: “el proceso político y las prioridades determinan la tasa de mortalidad de la población… Es una decisión: no dar atención a la salud para todos, no aplicar normas de limpieza en alimentos, aire y agua mientras el planeta arde, observar cómo las zonas de pobreza y étnicas se alinean con las tasas de mortalidad más altas. Estas son decisiones deliberadas. No prepararse para la pandemia, aun cuando sabemos que vendrá, es una decisión” [https://www.jornada.com.mx/ultimas/ politica/2020/05/02/pandemia-y-mala-practica-politica-eric-manheimer-4200.html].

Manheimer, en una entrevista con La Jornada un año después, en 2021, comentó: “Esta pandemia fue como rayos X de la sociedad… la contingencia sanitaria global evidenció todas la grietas de una sociedad, sobre todo de los más vulnerables”.

Ciencia vs Trump

Los primeros dos años fueron marcados por una disputa épica y pública entre Anthony Fauci, el funcionario de salud encargado de la respuesta a pandemias, y el presidente Trump, representando una batalla épica entre la ciencia y la fantasía del ultraderechista. Vale recordar que Trump respondió primero a la pandemia como un fraude, no hay una pandemia, y después sugirió inyectar cloro como tratamiento contra el covid-19. Eventualmente ganaría Fauci como la voz de la razón.

Los que lucraron

No todos perdieron durante la pandemia y sus consecuencias económicas. Por ejemplo, las empresas farmacéuticas y de insumos médicos reportaron ganancias récord. Pero fueron las fabricantes de las vacunas las que más lucraron con la tragedia. Un informe del Congreso calculó que las 10 empresas farmacéuticas ganaron 102 mil millones de dólares en 2021, un incremento de 137 por ciento sobre 2020, casi todo debido a la pandemia.

Los esenciales

En los primeros meses, los gobiernos federal y estatales identificaron listas de trabajadores esenciales. En la primera fase de la emergencia, los esenciales incluían obviamente a todos quienes trabajaban en el sector salud, pero también maestros, los que brindan asistencia social, trabajadores del sector alimentario, los dedicados al transporte y de entregas a casa, y los periodistas, entre otros. Abogados, banqueros, inversionistas, los de publicidad, entre otros, no estaban en esa lista. De pronto, los inmigrantes indocumentados en bicicletas que entregan alimentos y medicinas oficialmente fueron considerados más esenciales que un ejecutivo de Wall Street para mantener funcionando a este país.

Inmigrantes en las primeras líneas

Muchos inmigrantes, sobre todo los indocumentados, no tenían derecho a los programas de bienestar social, ni de los impulsados por el gobierno para enfrentar las dificultades económicas provocadas por la pandemia, aunque eran los más afectados por la crisis.

Hubo anécdotas en Nueva York y otras ciudades de que muchos inmigrantes rehusaban acudir a hospitales y clínicas por temor a ser deportados durante la presidencia antimigrante de Trump. Aún no se sabe cuántos murieron en sus casas por causa del covid, ni cuántos se contagiaron por su renuencia a buscar atención médica.

Pero, a la vez, los inmigrantes no fueron sólo víctimas, sino también héroes de la pandemia, entre los llamados trabajadores esenciales. Según un reporte del Migration Policy Institute, los inmigrantes empleados en sectores claves para mantener funcionando el país durante la pandemia representaban 29 por ciento de los doctores, 22 por ciento de asistentes de enfermería, así como 39 por ciento de la fuerza laboral en industrias procesadoras de alimentos y 50 de los que laboran en paquetería.

Trabajadores migrantes se organizaron para obtener los recursos públicos que les habían sido negados. En Nueva York, una coalición de agrupaciones de trabajadores, iglesias y organizaciones progresistas se sumaron a líderes inmigrantes para obener 2.6 mil millones de dólares en fondos del gobierno estatal dedicados específicamente a trabajadores indocumentados impactados por la pandemia –más de 15 mil dólares por persona–. Un fondo parecido, pero más pequeño, fue obtenido en California.

Aunque el impacto real de este esfuerzo de aquí en adelante es el reconocimiento entre estas fuerzas unidas ante la pandemia de que sus esfuerzos colectivos son necesarios para luchas en el futuro por la equidad, derechos laborales y civiles para todos, incluyendo los indocumentados.