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Siria, entre dos tragedias

D

os tragedias sacuden a Siria. Por un lado, una guerra civil que comenzó en 2011 y, recientemente, un devastador terremoto. La guerra es fruto del levantamiento popular contra el gobierno del presidente Bashar al Assad, acusado de corrupción, represión política y crisis económica. El resultado: una espiral de destrucción y derramamiento de sangre, violaciones de los derechos humanos a escala masiva y sistemática por las partes implicadas en el conflicto, la cual cuenta con la participación de las grandes potencias. En favor del gobierno, especialmente Rusia, Irán, Irak, Afganistán y Yemen, y de los rebeldes; Estados Unidos, sus aliados en el Golfo Pérsico y Turquía. Además, también hay presencia de más de 10 mil combatientes del Estado Islámico. Con estos últimos, Estados Unidos y las milicias kurdas libran una gran campaña, mientras Turquía lucha contra los kurdos, que exigen formar su país.

Hasta enero pasado, más de 500 mil personas han muerto o desaparecido por la guerra civil, en la que, violando los acuerdos internacionales, se han utilizado armas químicas, y la mitad de la red hospitalaria destruida por quienes intervienen en el conflicto. La mitad de la población, calculada en 22 millones de habitantes, tuvo que dejar sus hogares, el mayor éxodo registrado en la historia reciente. De ellos, 5.6 millones son refugiados en el extranjero, especialmente en Líbano, Jordania y Turquía concentrados en campamentos. El resto, desplazados internos que viven en la pobreza extrema y sin seguridad alimentaria. Los más afectados, niños, mujeres y ancianos.

Y después de 12 años de guerra… el sismo, que deja ya más de 6 mil muertos, 16 mil heridos y 11 millones de personas afectadas. De esta gran tragedia humanitaria poco se habla en los medios y la ayuda internacional es escasa. La que llega, en su mayoría, es controlada por las dependencias del impopular gobierno de Bashar al Assad.

Siria vive una gran tragedia humana y cultural. Debido a la guerra se ha destruido gran parte de una herencia milenaria de gran valor histórico. Los seis enclaves pertenecientes al patrimonio mundial de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura están dañados significativamente, mientras los fanáticos militantes del Estado Islámico destruyeron partes de la antigua ciudad de Palmira.

Siria necesita de la solidaridad internacional. Para terminar la guerra civil y reconstruir ese legendario país.