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Casas en riesgo de desplomarse

Construyen en Tijuana edificio de seis pisos en terreno declarado no utilizable

Nadie responde por los daños que provocan inmobiliarias, acusa afectada

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▲ La casa de Evarista García, quien denunció que la empresa constructora Grupo Melo extrajo parte de la tierra que colinda con su vivienda en Tijuana, Baja California, y la dejó al borde de un voladero, lo que pone en peligro su patrimonio.Foto Mireya Cuéllar
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 10 de febrero de 2023, p. 25

Tijuana, BC., Evarista García es una viuda de 78 años. Desde hace 36, vive en el número 527 de la calle Jícama, en el fraccionamiento Villafloresta. En los últimos días vio con impotencia cómo una empresa constructora deshizo con maquinaria pesada el cerro donde está asentada su casa.

Avisó a Protección Civil y a la secretaría de desarrollo territorial, urbano y ambiental del ayuntamiento de Tijuana, pero nadie detuvo la desaparición del cerro que Aritochi Desarrollos Inmobiliarios empezó el jueves de la semana pasada. En el terreno pretende levantar un edificio de seis pisos.

A Eva le tiemblan la voz y las manos cuando dice: lo que tengo ahora junto a mi casa es un voladero de cinco metros de alto; quedaron (con la excavación) a menos de un metro de los cimientos de mi casa. Cualquier movimiento más la va a fracturar o tirar.

Tijuana es una ciudad asentada sobre un suelo escarpado que se desmorona con facilidad. Lo saben el centenar de familias que se quedaron sin hogar el 2 de febrero de 2018, días después de que la constructora Grupo Melo rebanó el cerro que daba soporte a sus viviendas. Hasta la fecha siguen exigiendo que alguna autoridad obligue a Melo a pagarles.

A Eva le preocupa que le ocurra lo mismo “porque nadie en Tijuana se hace responsable por los daños que causan las constructoras; no hay autoridad que las sancione. ¿Quién va a restituir el talud para que mi casa no se caiga? ¿De verdad tienen permiso para construir un edificio de seis pisos en un ‘terreno no utilizable’ (así fue catalogado el predio cuando se hizo el fraccionamiento)”.

Los primeros indicios de que algo pretendían hacer con el cerro contiguo a su casa los tuvo Eva en enero de 2021, cuando unos ingenieros llegaron a ver el terreno y empezaron a remover la tierra. Le dijeron que estaban haciendo un estudio de mecánica de suelos.

En ese momento ella sólo se preocupó por los magueyes y las palmas que había sembrado a lo largo de los años, buscando que las raíces mantuvieran la tierra en su sitio.

Meses después hubo un incendio en el terreno y la vegetación se perdió. Hoy sospecha que no fue casualidad. En enero de 2022 regresaron los ingenieros, y cuando ella levantó el reporte de que una máquina estaba removiendo tierra, le respondió Administración Urbana con el oficio AE-AC-015/22: Esta dirección hace de su conocimiento que la realización de un estudio de mecánica de suelos no requiere una licencia de movimiento de tierra o de construcción.

El oficio hace constar que compareció ante el departamento de edificación municipal González Claudia, Liliana, representante de la obra ubicada en el bulevar de Las Fuentes número 16501, fraccionamiento Villafloresta.

El nombre de Claudia González llamó la atención de Eva cuando a mediados de 2022 una mujer que dijo llamarse así y ser ingeniera llegó a su casa y le propuso que se la vendiera. La propietaria quiso saber más y Claudia le informó que representaba a una constructora. Pretendían construir un edificio y ya habían realizado un avalúo de su casa.

Le pagarían un millón 800 mil pesos. Eva respondió que su casa no estaba en venta, pero que si decidía sacarla al mercado pediría 4 millones de pesos. La constructora no aceptó ese precio.

Tirar el cerro, dice, es una forma de presionarla para que venda su casa al precio que ellos quieren; no hay modo de que hagan un edificio en el espacio que tienen. ¿Dónde van a estacionarse, si, según me dijeron, serán dos departamentos por piso?

Lupita, vecina de Eva, dice que el problema ahora es para la mujer de 78 años, pero después será para todos los que viven en Villafloresta porque el suelo es inestable y vamos a tener un efecto dominó.

Eva llegó muy joven a esta frontera. Mientras toma un té que Lupita le preparó para tranquilizarla, dice que nació en Ciudad Hidalgo, Michoacán. Tengo 48 años viviendo en Tijuana, mis cinco hijos crecieron aquí; no quiero que mi casa se caiga.

El fraccionamiento Villafloresta fue lotificado por Inmuebles y Fraccionamientos de Tijuana SA de CV en la década de 1980. En ese época, el cerro aparecía en el plano como terreno no utilizable recordó Gustavo Necochea, vecino fundador de la colonia. Pero la propiedad le fue embargada al fraccionador por la Secretaría de Hacienda (representada por la administración de recaudación de Tijuana) en el año 2000.

En 2002, Hacienda consiguió un cambio de uso de suelo y lo remató como ellote de terreno número 41 de la manzana número 13 con 481 metros cuadrados, según la escritura notarial que se entregó a Angélica María González, quien lo adquirió en una subasta.

La propietaria también vive en la zona y se acercó a la casa de Eva para reprocharle el escándalo que estás haciendo. La constructora –explicó Angélica María a Eva– le dará uno de los 12 departamentos a cambio del terreno.