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Japrocksampler cuenta la historia del rock nipón, desde su fase imitativa hasta el eleki
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▲ El músico Julian Cope es el autor del libro editado por el sello Contra. El artista relaciona la fértil producción musical del rock en Japón con el auge económico de la posguerra.Foto Wikimedia Commons y cortesía de la editorial
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Lunes 23 de enero de 2023, p. 8

¿Personajes que abandonan la civilización para alejarse de las formas convencionales y reflejarlo en la música? ¿Mariguanos presos en la producción nipona de Hair? ¿Maestros de los riffs satánicos peleando contra yakuzas? ¿El bajista del mejor combo experimental partícipe del secuestro de un avión? Todo esto es parte de Japrocksampler, libro del músico Julian Cope (The Teardrop Explodes), editado en español por el sello Contra, el cual abarca desde los inicios del rock en su fase imitativa hasta los rupturistas heavy, algunos creadores de un estilo tan particular que aún no ha sido igualado.

Una investigación que refleje los detalles sobre cómo el rocanrol llegó a los extremos del universo puede sostenerse en una fe religiosa o científica, lo que no quita detalles que abarcan geografía e historia. Cope relaciona a la música con el auge económico provocado por el requerimiento bélico de Estados Unidos a Japón como proveedor de armas y municiones, acontecimiento no muy alejado de los comienzos de esta historia, cuyo génesis incluye la imposibilidad de pronunciar correctamente el término rocanrol.

En Japón, The Ventures fueron tan influyentes como The Beatles, el sonido surf y su afinación con una relación directa con la música ancestral, hicieron un estilo que tenía un término propio: eleki, con Takeshi Terauchi como uno de los conversos más famosos. Los cuatro de Liverpool, en cambio, fueron recibidos con porcentajes iguales de odio y fanatismo, cuando muchos jóvenes se opusieron a su presentación en un auditorio considerado sagrado. También las producciones del excéntrico Joe Meek tuvieron su eco en Oriente; Telstar fue el mayor éxito de Meek, una celebración surf de la entonces reciente conquista espacial.

Otra parte tiene que ver con el desarrollo de la música electrónica experimental, en los momentos previos a su entrada en la música popular, así es como la musique concrète, además de Stockhausen y otros compositores fuera de lo ordinario, lograron un intercambio conceptual con formas artísticas y filosóficas, cambiando y siendo modificados por una cultura a la que no habían tenido acceso antes. En este capítulo, Yoko Ono juega un papel fundamental, siendo la conexión con John Cage un gran disparador para los compositores locales, y su riqueza conceptual también tuvo un peso específico en una era anterior a Lennon.

En una época en la que la correspondencia marítima era mucho más habitual que la aérea, conseguir discos resultaba un tanto más fácil en una zona portuaria. Más complicado aún fue para los transformados por el rock ver a sus grupos preferidos en vivo, una azarosa tarea para los pocos afortunados que pudieron viajar para ver a sus ídolos, consiguiendo copiar gestos, detalles, movimientos cliché necesarios, detalles del manejo de multitudes profesado por estrellas de rock sólo observables desde cerca, y también lo macro, por ejemplo, esa diferencia fundacional entre un amplificador solitario y una muralla de Marshalls capaces de ametrallar a una audiencia con grandes volúmenes. De esas impresiones instantáneas saldría formado el molde a desarrollar.

La trayectoria del jazz también refleja esas reinterpretaciones singulares: careciendo de los límites rígidos entre estilos; la forma más comercial convivió con su estilo más duro, sumando también una capacidad de explorar periodos específicos de Miles Davis, que el reverenciado trompetista había dejado como pistas, un buen resultado de la incorporación de estos elementos en el contexto de un disco de rock es Amalgamation, de 1971.

Entre los discos mejor ranqueados por Cope en su top 50 se encuentran Eve, de Speed, Glue & Shinki, un elepé que no desentona al lado de los primeros dos discos de The Stooges: si la ruptura entre el rock inocente y el jipismo fue definida por un personaje de historietas llamado Futen, un greñudo itinerante, para 1971 Speed, Glue & Shinki explotaron el rock pesado con una extravagancia que desdibujó los símbolos de paz.

Les Rallizes Désnudes tal vez sea el grupo con historia más llamativa, cuando su bajista formó parte del secuestro del vuelo 351 de Japan Airlines, para desviar el viaje a Cuba, aunque por falta de combustible fue destinado a Corea. El mito de Les Rallizes Dénudes quedó solidificado como uno de los escasos ejemplos en los que un grupo mutó de buscar un extremo estético a uno práctico. Como las mejores grabaciones mencionadas en Japrocksampler otorgan pruebas de cierto éxtasis musical aun antes de beneficiar al lector con su contexto distante.