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Desde otras ciudades

Malta, milenaria isla del Mediterráneo donde la pesca y el turismo son actividades vitales

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▲ Las coloridas embarcaciones de los pescadores en el puerto de Marsaxlokk forman parte de una tradición hereditaria en Malta.Foto Alia Lira Hartmann
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l archipiélago de Malta está integrado por 11 islas que se encuentran situadas en el centro del mar Mediterráneo; colinda al norte con Italia –93 kilómetros al sur de Sicilia–, al sur con Libia y al oeste con Túnez.

Sólo están habitadas dos islas: Malta y Gozo. La primera tiene una superficie de 315 kilómetros cuadrados, 27 kilómetros de largo y 14.5 a lo ancho y una población de 520 mil habitantes. La segunda está al noroeste, tiene 67 kilómetros cuadrados y 30 mil habitantes. La tercera isla, Comino, aunque deshabitada es también un gran destino turístico por ser reserva natural con una superficie de 3.5 kilómetros cuadrados.

La posición por demás estratégica entre Oriente y Occidente hizo a Malta un codiciado punto gobernado por diferentes culturas, el imperio británico fue el último. La isla logró su independencia en 1964 y desde 2004 es el país más pequeño de la Unión Europea.

La actividad turística es la principal fuente de ingresos; cerca de 2 millones de personas visitan la isla, que también es conocida por las escuelas de idiomas.

Los cursos de inglés son famosos y los habitantes prácticamente son bilingües. Inglés y maltés son las lenguas oficiales, esta última con influencia del árabe, italiano y francés.

Sus atractivos van desde sitios arqueológicos, templos megalíticos que incluso superan en antigüedad a los que se hallan en Egipto –se tienen documentados restos que datan de 5000 aC–, ciudades amuralladas y una característica arquitectónica distintiva que domina el paisaje urbano.

Malta es una isla rocosa y la piedra caliza que se extrae de las canteras es el material que predomina en casi todas las fachadas locales, lo que imprime una incomparable calidez que reflejan las tonalidades amarillo-crema.

Al sur se encuentra un pintoresco pueblo pesquero artesanal en funcionamiento, el puerto de Marsaxlokk. Los pescadores pueden verse a lo largo del malecón ordenando sus redes, vendiendo sus productos en un concurrido mercado que cada domingo atrae a lugareños y visitantes. Las coloridas embarcaciones son parte de una cultura milenaria y la tradición marca que deben ser heredadas de abuelos a padres y a hijos, y su principal característica es que cuentan con proa y popa puntiaguda y se llaman luzzu.

Otro detalle que tienen los barcos es el ojo de Osiris o Horus, dibujado o grabado a ambos lados de la proa. Este símbolo de la mitología egipcia está relacionado con la buena suerte; en el caso de los pescadores, es un símbolo de protección que también se espera aleje a los malos espíritus que navegan por los mares.

Alia Lira Hartmann, corresponsal