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Día de la Filosofía
Avivan el pensamiento crítico en los centros penitenciarios

Colabora filósofo en la reinserción social

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▲ El filósofo italiano Antonio Gramsci fue encarcelado por el régimen fascista de Benito Mussolini en 1928. En la imagen, tomada de Internet, su ficha de ingreso a la prisión.
 
Periódico La Jornada
Jueves 17 de noviembre de 2022, p. 5

Discernir entre lo que se puede cambiar y lo que no para aceptar los hechos de la vida son aspectos filosóficos que ayudan a liberar el pensamiento, aún en la cárcel; también son los temas que se abordan en los talleres de filosofía que se imparten en el Centro de Ejecuciones de Sanciones Penales Varonil Oriente (anexo al Reclusorio Oriente) y en el Centro Femenil de Reinserción Social de Santa Martha Acatitla. Esos cursos promueven el pensamiento crítico, el valor de la razón, y proponen a los alumnos (personas privadas de su libertad) que las emociones destructivas son el resultado de errores en la manera de ver el mundo.

Así lo explica a La Jornada el filósofo mexicano Marco Antonio López Cortés, quien señala que en los talleres que se imparten en prisión se enseña la escuela filosófica del estoicismo, es decir, prácticamente se dan consejos, remedios, enseñanzas para vivir una vida más tranquila, consciente, apegada a la razón y sin sufrir tanto.

En las clases se hacen ejercicios donde los alumnos expresan libremente sus pensamientos; notamos que su comportamiento empieza a modificarse en el sentido de que ya no desobedecen las reglas, no son castigados, tratan de no meterse en problemas, disminuye su estrés y ansiedad, añadió el creador de ese proyecto educativo en el país.

Esas clases comenzaron en 2017, cuando López Cortés, entonces estudiante de filosofía en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México, las propuso para cubrir su servicio social. Él y su profesor, el doctor en filosofía y bioética Ángel Alonso Salas, siguen impartiendo los talleres.

Todo comenzó cuando hice mi servicio social en Santa Martha y en el anexo oriente, que consistió en realizar talleres de filosofía para apoyar a los presos en su reinserción social. Las clases se impartían desde el punto de vista ético, en las que se discuten los conceptos del bien y el mal, la moralidad y todo lo que influye la filosofía. Una vez concluido mi servicio social, seguimos con los cursos, pensamos que la ética nos puede enseñar a conducirnos de una manera socialmente aceptable, compartió López Cortés.

En 2018 se unió al Proyecto Filosofía Aplicada en Prisiones BOECIO, dirigido desde la Universidad de Sevilla, el cual abarca trabajos en prisiones brasileñas, colombianas, argentinas y españolas, además de las mexicanas.

Formalmente, el proyecto es único en el país; sin embargo, Marco Antonio sabe que hay varios intentos de otros filósofos para llevar esta disciplina a las prisiones.

“La respuesta de los reclusos que toman el taller es buena, siguen en el curso, unos se van y otros llegan, pero lo reciben de buen agrado porque no es obligatorio, la asistencia es voluntaria, no es algo impuesto.

El mayor reto que encontramos fue la falta de recursos, las limitaciones en las que se encuentran los reclusos al vivir en la austeridad. A veces no contábamos con los materiales necesarios para impartir las sesiones, de repente no teníamos salón de clase, no podíamos ingresar equipo de cómputo o libros, entonces fue difícil que, por un lado, se les exija avances académicos y, por otro, les quiten o impidan tener sus materiales de trabajo para poder estudiar, lamentó el filósofo.

Marco Antonio López y Ángel Alonso Salas compartieron sus experiencias en el libro Filosofar entre rejas, publicado este año por Plaza y Valdés Editores, el cual se presentó en agosto pasado en el Centro de Ejecuciones de Sanciones Penales Varonil Oriente, por José Barrientos Rastrojo, profesor de filosofía en la Universidad de Sevilla y director del Proyecto de Filosofía Aplicada en Prisiones BOECIO, donde se reconoció la importancia de esos cursos en los reos.

Ese ejemplar parte de dos elementos: un conjunto de formaciones impartidas a lo largo de los últimos años en los reclusorios y la redacción de su manual formativo, en el que se registró el contenido y la manera de hacer los talleres.

“Nuestra intención es expandirnos a todos los centros penitenciarios. Tenemos planeado llevar estos cursos en un par de meses a un centro de menores infractores; estamos en la gestión y esperando que nos den luz verde para aplicar las clases.

Creemos que los cursos de filosofía son necesarios para los jóvenes porque transmiten valores. En el caso de los menores infractores, no tuvieron alguien que los orientara, aseguró López Castro.

El entrevistado considera que impartir filosofía en las escuelas beneficia a los alumnos para que confirmen sus aspiraciones profesionales y que entre más jóvenes es mejor.

Hay proyectos de filosofía para niños; creemos que es fundamental en el bachillerato, aunque deseamos que fuera desde la primaria. En el desarrollo de nuestra vida, conocemos más valores, además de los compartidos por la familia, también los encontramos a través de la historia, la literatura y el arte, que nos sirven para empezar a aceptarnos tal y como somos, y deshacernos de los prejuicios que nos hacen daño. Sólo la filosofía te acerca a esos elementos, por eso creemos que debe ser impartida desde una edad temprana.