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Motivan a que los niños aprendan el contrabajo

Presentan cuatro libros con método surgido del proyecto De colores

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▲ A manera de introducción de la serie editorial Contrabajo de colores, de Pilar Gadea, la agrupación Los Chelos de Hamelín y el solista Víctor Flores ofrecieron un concierto en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de octubre de 2022, p. 6

El más reciente método, consistente en cuatro libros, del proyecto De colores, de la violonchelista Pilar Gadea, dirigido a los niños para el aprendizaje del contrabajo, fue presentado a modo de concierto en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes. Gadea trabajó los libros con Marco Antonio Quiñones para diseñar los ejercicios, las digitalizaciones y las escalas.

La presentación estuvo a cargo del ensamble infantil Los Chelos de Hamelin, grupo creado por Gadea hace dos décadas cuando dio a conocer su primera colección de libros dedicada a la enseñanza del violonchelo. El ensamble está formado por alumnos de la violonchelista. En el concierto participaron niños y adolescentes, desde los nueve hasta los 21 años, incluso, dos ex alumnos que ya estudian en la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Se contó, en calidad de solista, con Víctor Flores, primer contrabajo de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, quien grabó los audios de apoyo de los cuatro nuevos libros que se encuentran en Spotify, así como la pianista y acordeonista Gabriela Diener.

El programa estuvo compuesto por piezas cortas, varias de la autoría de Gadea, como El alacrán, Tigre, Princesita, Caballito de anís y Colores, esta última la que da nombre a la colección. También se interpretaron números de Argentina, España y México, como A la víbora de la mar, Cinco ratones, La piñata y La pastora.

Hace 20 años Gadea creó su primer método para violonchelo, consistente en cuatro libros cuya dificultad es progresiva: Son tres libros para todas las posiciones, mientras el último es para la posición del pulgar, como cejilla hasta arriba del diapasón. Luego hice una transcripción para violín. Se trata de tres libros porque los violines no usan pulgar. También hice un método para viola.

En el caso de Contrabajo de colores, el primer libro abarca la primera y tercera posiciones. El segundo está diseñado para facilitar los cambios de la tercera a la sexta posición. El tercer libro comienza con los cambios a la posición de pulgar. El cuarto, además de profundizar en la práctica del pulgar, tiene ejercicios y piezas para tocar en todo el diapasón del instrumento.

Los del proyecto De colores son libros basados en canciones latinoamericanas, incluso iberoamericanas, ya que hay melodías españolas. De ahí que resultan más cercanas al público infantil.

Aunque sí hay niños que estudian el contrabajo, Gadea reconoce que, por su tamaño, no es un instrumento fácil de cargar. Preguntado, Víctor Flores asegura que tocar el contrabajo le llama la atención al público infantil; sin embargo, el problema es que no hay instrumentos para niños en las escuelas en México. Hace votos para que Contrabajo de colores ayude a que las escuelas inviertan en su adquisición porque la mayoría empezamos más grandes. Según Marco Antonio Quiñones, se trata de piezas llamativas y didácticas para los niños.

Con Contrabajo de colores llega a su fin la iniciativa De colores en cuanto a los instrumentos de cuerdas, aunque existe un proyecto a futuro con el flautista Horacio Franco para hacer un método para flauta de pico porque es lo que los niños tocan en la escuela.

Los libros estarán a la venta en escuelas como el Conservatorio Nacional de Música, la FaM, la Superior de Música, así como en la página web violoncellodecolores.com