Política
Ver día anteriorLunes 19 de septiembre de 2022Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿Acaso el fin justifica los medios?
E

n mal momento se les ocurrió a ciertos comités del Partido Demócrata gastar millones de dólares en algunos estados, en apoyo a los precandidatos que se han sumado a la causa que encabeza Trump, en su necedad de insistir en que Joseph Biden es un presidente ilegítimo. La apuesta de los demócratas es que en las elecciones primarias del Partido Republicano ganen aquellos aspirantes cuya mala imagen deriva de su alianza con el ex mandatario. Se presume que, producto de esa mala imagen, irremisiblemente perderán frente a los postulantes demócratas en los comicios de noviembre próximo.

Apostar a que varios de los precandidatos republicanos que se identifican con el señor Trump ganen la nominación de su partido para después derrotarlos en la contienda general es un grosero oportunismo pragmatismo, le dicen algunos, y un pésimo ejemplo de ética y pulcritud que se supone debiera guardar el partido que tradicionalmente se ha opuesto a los métodos de sus contrincantes republicanos. Paradójicamente, tuvieron esa ocurrencia cuando las investigaciones sobre la falta de ética y las trapacerías de Trump están abiertas en el Congreso, en la procuraduría general de Estados Unidos y en las fiscalías de varios estados.

Incrédula ante ese comportamiento, la opinión pública los juzga de hipócritas y cínicos. No es remoto que esos medios de hacer política contaminen el proceso electoral que se avecina y lo conviertan en un herradero, deteriorando aún más la ya de por sí vapuleada democracia. En momentos en que la sociedad busca una forma de reconciliación, mediante una política que zanje sus profundas diferencias, no sería extraño que el día de las elecciones demuestre su disgusto ausentándose de las urnas en respuesta a la insensibilidad de quienes privilegian los golpes bajos y la denostación personal, en lugar de las propuestas.

Los demócratas pondrán en riesgo su futuro si insisten en caminar por esa vía para obtener, a como dé lugar, una ventaja en el Congreso que les permita gobernar más holgadamente. No es, ni ha sido, esa su estrategia preferida, y quienes los han apoyado muy probablemente renegarán de esos métodos, abandonando la causa de ese partido. Tocó a uno de los más altos líderes del Demócrata, la vicepresidenta Harris, responder a una de las más agudas preguntas en torno a esa reprobable estrategia: ¿cómo justificar esa forma de hacer política, y el gasto millonario que implica de algunos comités, apoyando abiertamente a quienes el propio Partido Demócrata ha denostado sistemáticamente por sumarse a las mentiras del señor Trump?

La respuesta de Harris fue lacónica: Cada candidato define los medios y la estrategia de su campaña. Quien la entrevistó, en una de las más importantes cadenas de televisión, se quedó mirándola estupefacto, como esperando una explicación más a tono con las circunstancias. No sería extraño que los millones de espectadores que siguieron la entrevista desde sus hogares hayan quedado igualmente sorprendidos.

A fin de cuentas, para todos aquellos que no quieren ver nuevamente a Trump y sus aliados como moradores de la Casa Blanca, sería deseable que la memoria de los electores sea lo suficientemente corta para olvidar estos lamentables abusos en contra de la democracia el día de las votaciones.