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Blanquita devela el caso de pedofilia que involucra a políticos y empresarios de Chile

La cinta, producción de México y el país andino, es dirigida por Fernando Guzzoni // Se estrenará en el festival de Venecia, que empieza hoy

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▲ Un fotograma de la películaFoto cortesía Varios Lobos
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▲ El realizador chileno.Foto cortesía Varios Lobos
 
Periódico La Jornada
Miércoles 31 de agosto de 2022, p. 7

Blanquita, la cuarta cinta escrita y dirigida por el realizador chileno Fernando Guzzoni, relata la historia de una joven de 18 años que vive refugiada en un orfanato. Tras el descubrimiento de una red de pedofilia que involucra a políticos y empresarios de alto nivel en Chile, la chica termina en medio de la situación, convirtiéndose en testigo clave para la investigación.

El filme está inspirado en acontecimientos reales que se habían quedado grabados en la cabeza del cineasta, concretamente el llamado caso Spiniak, que en 2003 se volvió de interés nacional. Con la detención del empresario Claudio Spiniak por los carabineros comenzó una serie de investigaciones en las que tres senadores estuvieron implicados.

Era la primera vez que veíamos con tanta nitidez que el poder era impugnado por gente que venía de una extracción social popular, señaló Fernando Guzzoni en entrevista. A principios de siglo, el cineasta era todavía muy joven y carecía de medios para narrar la historia. Comenzó su carrera con tres proyectos previos, pero la historia y el cómo había sido contada a gran escala permanecieron en su mente.

El caso Spiniak involucraba a empresarios y políticos de la derecha chilena. Tenía muchos elementos controversiales, y eso me pareció que los medios de comunicación hegemónicos habían establecido una mirada sobre el caso que no era exactamente la que muchos sospechábamos. Entonces consideré que debía volver a ser investigado, a ser contado. Ése es un poco el espíritu original de la película, explicó el realizador.

Cuando finalmente pudo comenzar a investigar, Guzzoni se dio cuenta de que la historia tenía muchos matices. Como que la prensa había establecido un eslogan sobre las cosas, entonces me parecía importante revisitar el caso con perspectiva (de género). Cuando ocurrió, nuestras sociedades no estaban cruzadas también por tantos elementos con esa perspectiva, entonces me parecía importante imaginarme en ésta, tercera o cuarta ola feminista, de tanta potencia política, si incluso con eso, al parecer uno todavía tenía la sensación de que la élite seguía perpetuando su poder y operando desde la impunidad, afirmó.

Aunque su primera película fue La Colorina, un documental, para la historia de Blanca, o Gema Bueno, en quien está basado el personaje del filme, el cineasta tenía interés también de explorar otras de sus facetas. La principal testigo de un caso era una chica que venía de un hogar de menores, de 18 años de edad. Entonces quería conservar esta idea y, además, ella era como una heroína, pero con una doble moral, un personaje muy complejo. No era uno que se pudiera interrogar con una sola mirada dicotómica, explicó el director.

Me entretiene dialogar con la realidad

La labor en el cine que inspira al chileno está relacionada con su entorno, pero también es complementada por sus preocupaciones personales. Me inspira mucho la realidad, pero me parece interesante versionarla, resignificarla, interpretarla, no hacer ejercicios tan miméticos de la realidad, o con afanes periodísticos o históricos tan rigurosos. Lo que me entretiene es dialogar con la realidad, pero poner mis propias obsesiones ahí. Un poco por eso decidí hacer una ficción, detalló Guzzoni.

Su contacto actual con el séptimo arte proviene de las posibles lecturas a las que le permite acceder y plantear. Lo maravilloso del cine es que hace posible instalar diferentes miradas sobre el mundo. Tener directamente una intención comercial o de audiencias. En mi caso me importa mucho el público, pero también, sobre todo, cuáles son mis obsesiones. El cine ha sido el camino para poder desarrollarlas. En general, advierto ciertos afectos que son un poquito más incómodos y en eso me interesa también poner la mirada, añadió el cineasta.

Sin embargo, su posición como sujeto político y creador de historias está relacionada directamente con lo que vive Chile. Vengo de un país donde es difícil que la realidad no me cuestione o interpele, no me haga pensar. Más allá de cualquier posición pretenciosa, creo que tengo una responsabilidad ética de poder agregar servicio en mi trabajo. El cine es como una pequeñita herramienta de reflexión; tampoco tengo la intención de cambiar al mundo, pero sí de poner un granito de arena para pensarlo, sostuvo.

Blanquita, realizada bajo coproducción mexicana, será estrenada en el 79 Festival de Cine de Venecia el 4 de septiembre. En dicho encuentro cinematográfico la cinta competirá en la sección Orizzonti, que reúne al mejor cine independiente y de propuesta estética en el plano internacional. En México y Chile todavía están pendientes las fechas y sedes de estreno.

Confío en que es una película que plantea un tema con honestidad, con seriedad. También interpela, en el buen sentido, al espectador en torno a su moral sobre el tema; es una bonita oportunidad para pensar, concluyó Fernando Guzzoni.