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Festejos por el 111 aniversario de la Revolución

El país es de todos los mexicanos, ya no de una minoría, afirma AMLO

Destaca la lealtad de las fuerzas armadas a la Constitución y las instituciones

 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de noviembre de 2021, p. 3

México no es de un grupo, de una minoría, México es de todos los mexicanos; sin el apoyo del pueblo tampoco habríamos resistido la intensa campaña en nuestra contra, emprendida desde los medios informativos convencionales y las redes sociales, ni habríamos podido hacer frente a una guerra sucia tan intensa y estridente como la que padeció Francisco I. Madero, aseveró el presidente Andrés Manuel López Obrador.

En una emotiva conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana, en 1910, garantizó que las fuerzas armadas son y serán leales al pueblo de México: Los integrantes de las fuerzas armadas son leales a la Constitución y a las instituciones. No han pertenecido, ni van a pertenecer, estoy seguro, a la oligarquía; vienen de abajo y tienen como origen e identidad al México profundo. El soldado es pueblo uniformado y por eso nunca traicionará a su gente, nunca traicionará a la libertad, la justicia, la democracia, ¡nunca traicionará, el soldado mexicano, a la patria viva!

En una carpa montada al pie del balcón central de Palacio Nacional, acompañado de la cúpula militar, de la Marina y de la Guardia Nacional, presenció una parada militar, la escenificación de momentos claves de la Revolución Mexicana y el desfile cívico de miles de personas que dieron colorido al recuerdo de aquel suceso histórico, remarcando la proclama del Plan de San Luis.

Con esa demostración, ayer, organizada por los militares, los desfiles deportivos que cada año precedieron quedaron atrás, el mosaico de miles de personas ataviadas con vestimenta de la época revolucionaria sustituyó los pants que sindicatos, oficinas federales y estados repartían entre sus agremiados y empleados para hacerlos desfilar. Fueron suplantados por escenas revolucionarias, reproducidas en tres pantallas gigantes colocadas en el lado poniente de la Plaza de la Constitución.

Así, el mandatario, acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez; de Claudia Sheinbaum y de Marcelo Ebrard, entre otros funcionarios, leyó un amplio texto. Su visión sobre el acontecimiento y el personaje que detonaron el proceso revolucionario en 1910: el Plan de San Luis y su promotor, Francisco I. Madero.

Y se extrapoló a la actualidad: Ahora no se impone nada, se manda obedeciendo, se respeta la Constitución, hay legalidad y democracia, se garantizan las libertades y el derecho a disentir, hay transparencia plena y derecho a la información; no se censura a nadie, no se violan los derechos humanos, el gobierno no reprime al pueblo y no se organizan fraudes electorales desde el poder federal. El poder público ya no representa, como antes, a una minoría, sino a todos los mexicanos de todas las clases, culturas y creencias.

Con dureza, refirió que la infamia cometida contra Madero –su homicidio– nos ha enseñado que para un poder público dispuesto a transformar –dijo– no hay mejor aliado que el propio pueblo. “La clave está en la frase del presidente Juárez: ‘Con el pueblo todo, sin el pueblo nada’. En nuestro caso, si no estuviéramos respaldados por la mayoría de los mexicanos y, en especial, por los pobres, los conservadores ya nos habrían derrotado o habríamos tenido que rectificar y someternos a sus caprichos e intereses para convertirnos en floreros o en títeres”.

De eso recaló, con amplitud, en el compromiso de las fuerzas armadas con el pueblo de México, pues sus integrantes son leales a la Constitución y a las instituciones, vienen de abajo y tienen como origen e identidad al México profundo.