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Pandemia

El tanque de oxígeno aún es su soporte vital

Tras cuatro meses postrado, dentista comienza a recuperar su salud

No tenía fuerza ni para comer: Gerardo Lazcano

 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de mayo de 2021, p. 8

Entrar a su consultorio, colocarse la bata de trabajo y preparar el instrumental es parte de la rutina que el dentista Gerardo Lazcano Campos empezó a recuperar luego de cuatro meses de enfermedad grave y convalecencia por Covid-19.

Lejos de desanimarse por las secuelas que persisten, como la necesidad del oxígeno suplementario y evitar esfuerzos grandes para no cansar los pulmones, el médico está contento porque amo mi profesión. La felicidad más grande es ver la sonrisa de mis pacientes cuando terminamos el trabajo.

Lazcano se contagió de coronavirus en enero pasado; permaneció 41 días en el hospital de extensión en el Autódromo Hermanos Rodríguez del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de los cuales 17 estuvo intubado por la gravedad del cuadro que presentó (La Jornada 15/3/21 y 12/4/21).

Logró salir adelante y ahora, además de su familia que lo apoya, tiene un acompañante necesario: el oxímetro y, si lo amerita, se coloca las puntas nasales. Suele necesitar oxigenarse cuando habla por periodos largos y en la consulta es inevitable, porque les explico todo, desde el origen de su problema, las alternativas de solución y luego tienen dudas. Tengo que hablar y describir los procesos odontológicos. Por lo mismo, Lazcano va despacio. El consultorio está a dos calles de su casa, podría caminar pero lo llevan en coche y atiende con cita previa. Sólo a dos personas cada día; aunque al ver que el consultorio está abierto las personas llegan, como el día en que por tercera ocasión el médico recibió a La Jornada para observar su recuperación.

Foto
▲ El dentista Gerardo Lazcano Campos es un sobreviviente de la infección por el nuevo coronavirus que le dejó severas secuelas. En la imagen de arriba, con uno de los primeros pacientes de su nueva normalidad y en la de abajo, su hermana Patricia lo atiende el pasado 10 de marzo en su rehabilitación, después de haber sido dado de alta.Foto Marco Peláez

Entró una mujer y al verlo se conmovió. Le dijo que lo quiere y le daba gusto verlo bien. Sólo eso y se fue. Es una paciente, comentó después Lazano.

–¿Cuándo decidió que ya podía trabajar?

–Cuando tuve más fuerza. Cuando salí del hospital no me podía mover; para todo necesitaba ayuda: para bañarme, vestirme y comer.

Eso ha quedado atrás. Lazcano hace todo eso solo. Le ayudan a bajar el tanque de oxígeno –vive en un primer piso–; él avanza despacio, inhala y exhala con intensidad en cada escalón y para otras actividades, lo mismo porque se me olvida respirar.

Cuando salió del hospital, el pasado 8 de marzo, no podía sostener ni levantar nada. Sus hermanos y sobrinos le ayudaban para todo y en el consultorio, la fuerza es necesaria para manipular el instrumental, sobre todo el torno o taladro dental, para lo cual requiere mantener el brazo levantado mientras elimina una caries. Al principio, no lo aguantaba o se me iba de lado.

Eso también lo está superando con la ayuda de las terapias de rehabilitación y el ejercicio físico que retomó bajo supervisión médica. Aún es mínimo, dice, comparado con lo que acostumbraba antes de enfermar. Hacía crossfit con rutinas de pesas de hasta 35 kilogramos. Ahora levanta pesas de un kilo. Mi cuerpo se debe acostumbrar otra vez al ejercicio.

Así va el odontólogo y está listo para la vacuna contra Covid-19, pues tiene 53 años. Sólo espera ver a su neumólogo. Me va a revisar y me dirá si me puedo inmunizar.