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EU lleva el tercer mundo adentro, considera el historietista Horacio Altuna, autor de HOT L.A.

Novela gráfica del dibujante argentino que aborda los disturbios de los años 90 en Los Ángeles // Se publicó por primera vez en España en 1993 // El FCE la reditará y presentará en la FILY el 28 de abril

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▲ Altuna hizo la novela en blanco y negro, porque es más dramático y se parece a lo que imagino.Foto cortesía del FCE
 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de marzo de 2021, p. 8

Estados Unidos es el único país de primer mundo que tiene el tercer mundo adentro y de forma numerosa, por eso parece tener el germen de cambios históricos, asegura el argentino Horacio Altuna, autor de la novela gráfica HOT L.A., sobre la rebelión en Los Ángeles originada por la paliza que recibió Rodney King de policías a principios de los años 90.

El título, que fue publicado originalmente en España en 1993, ahora aparece con el sello del Fondo de Cultura Económica (FCE) y será presentado en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILY), el 28 de abril a las 16 horas.

Las protestas angelinas, que tuvieron como saldo 63 muertos, más de 2 mil heridos y 7 mil incendios, son actuales, “porque todo lo que ha pasado con George Floyd y con #BlackLivesMatter viene retroalimentando un problema que no sé cuándo va a terminar”, sostiene Altuna en entrevista desde la población catalana de Sitges.

El racismo es recurrente en todas las épocas, y en Estados Unidos ya es secular; es decir, es un país que se ha formado en la diferencia y ha tenido en su desarrollo, sobre todo en el sur, la importancia afroestadunidense que desde siempre ha sido una raza perseguida en esa nación.

El narrador de novela gráfica e historieta recuerda que se interesó en el tema cuando ocurrió, en 1992. A medida que estaban sucediendo los hechos empecé a hacerme de documentación para los relatos y para dibujar. La rebelión fue tan terrible que había mucho material para hacer infinidad de historias.

Refiere que siempre me han gustado los contenidos sociales, a la hora de abordar mis historias. Fue un tema que me interesó desde el principio, porque tengo mucha conexión intelectual con la cultura estadunidense. No me gustan los gobiernos, pero su cultura sí: me gusta el jazz y he seguido la evolución de su música, literatura y cine.

Menciona que siempre le ha fascinado la figura humana. Hay toda una estética negra que se da en lo gestual, y es muy lindo dibujar afroestadunidenses. No quise perder la oportunidad de hacerlo; (la novela) me salió como me salió. Tiene virtudes y defectos; la veo con el tiempo y le veo cosas que no me gustan, pero lo que más me interesa es que llegue temáticamente.

La construcción de la estética se originó en el cine que Altuna veía, así como en fotografías. En aquel entonces no había Internet; ahora hubiera sido fácil. Me llevó un año hacerlo.

Las historias surgieron de las crónicas que le mandaba un amigo desde Los Ángeles. “Ficcioné cosas que habían sucedido, pero los sucesos daban para muchísimas historias. Lo que narré ahí está muy apegado a lo que pasó: las peleas de los Bloods y los Creeds, los conflictos entre hispanos y afroestadunidenses. Era un caldo de cultivo interesante”.

Señala que la novela fue hecha en blanco y negro porque le gusta más que en color. En principio, porque es más dramático. Hay una razón más personal, íntima y de mi forma de trabajar: se parece bastante a lo que imagino.

Altuna dice: No me gustan las moralejas, pero eso que sucede en la novela desgraciadamente sigue pasando porque no veo luz al final del túnel. Somos víctimas unos de otros. En la sangre derramada está la de víctimas y victimarios, y eso es en parte lo que no aprendemos en la actualidad: no prestamos atención y el mundo desarrollado no tiene piedad por el tercer mundo.

Por ejemplo, agrega el historietista, en la actualidad las naciones más ricas han comprado tres o cuatro veces la cantidad de vacunas necesarias para su población. Es muy jodido lo que está pasando. La pandemia se va a terminar cuando acabé en el mundo, y el grado de egoísmo que muestran los países más desarrollados es demencial.