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Nosotros ya no somos los mismos

Admiración y desacuerdo con Pepe Mujica

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▲ Pepe Mujica considera que la pandemia del Covid-19 no discrimina, pues no respeta etnias, clases, nacionalidades, creencias ni filiaciones políticas.Foto Pablo Ramos
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o te apenes, Ortiz, por ser catalogado como un capitis deminutio. En estos momentos todos estamos inmersos en ese estatus: captos de mente por el agobio de la enfermedad, por el temor a lo inexplicable, por el pánico a ser víctimas o victimarios. Por lo que nos rodea y de lo que, más allá de su letalidad, poco conocemos, por el obligado distanciamiento de los nuestros, a los que ahora en verdad extrañamos. Por la angustia del mañana, como nunca incierto. ¡Quién lo creyera! pero ahora, la conseja popular de que: Mal de muchos, consuelo de tontos, tiene otro significado diferente. El mal de muchos no nos alegra, pero sí, al tiempo que nos alarma, nos hace concebir la esperanza de que, si esa dolencia que nos aqueja es compartida, será más prontamente registrada y atendida: mal de muchos, es igual a demanda social, colectiva o sea, más pronto tomada en cuenta. Así me escribió una miembra de la multitud, a quien muchísimo agradezco por ayudarme a volver a mis cabales. No sé por qué me pide guardar sus datos y sólo me dice: paisano, considérame la sobrina de Rosita Alvírez. Para mí, más que suficiente acreditación.

Sin lugar a dudas, una de las personas –vivas– que más respeto, admiro y desearía abrazar con todo afecto para expresarle mi agradecimiento por ser como es, se llama José Mujica. Su curriculum registra que ha sido guerrillero, político, hombre de gobierno: como presidente duró cinco años, como preso político 15. Bueno, lo ciertos es que Pepe Mujica, es uno de los personajes con los que más coincido en ideas, criterios, puntos de vista. Perdón, también en actitudes y comportamientos, aunque, ciertamente, los míos fallen con toda regularidad. Bueno, pues resulta que hace unos días leí un punto de vista con el que no coincido. Decía don Pepe o, como le gusta ser llamado, Pepe, que él consideraba que la pandemia del coronvirus tenía la característica de la no discriminación. Que no respetaba etnias, clases, nacionalidades, creencias, filiaciones políticas o registros de IQ o CI (coeficiente intelectual). Yo pienso diferente. Afortunadamente leí a don León Bendesky, el 18 de mayo, quien en su colaboración titulada: Delinear lo posible, afirma: La epidemia no es equitativa. ¡Claro que no lo es! La epidemia tiene un código postal determinado. (¿Cuántos infectados hay en el oriente y cuántos en el poniente de la ciudad? ¿Son lo mismo Cuajimalpa, Santa Fe, Contadero que Iztapalapa?) Un color de piel (excluyo a los llamados en mi pueblo güeros de rancho), un grado académico, una esposa y niños recreados en las revistas de sociedad, vástagos educados en colegios triple A o, como dijo falsaria e hipócritamente ( as usual), la marionetita que el PAN postuló como candidato presidencial: mandé a mi hijos a estudiar al Alamos College, para que aprendan a amar a México. Por cierto, se me vino a la maliciosa mente: ¿Y qué tal si se juntan 30 supercerebros como Sheldon Cooper, Leonard, Rajesh, Wolowitz y sus amigos de The Big Bang Theory, para formular una teoría inusitada sobre los hoyos negros y la teoría de las cuerdas o la democracia en un país en el que jamás han vivido? De esa reunión surge una infección de coronavirus. ¿Quién sería el responsable? ¡Obviamente, Rajesh! Indio, prieto, de una raza muy menor, dirían. ¿Hay una duda razonable al respecto? ¿No es cierto?

Se mantiene alta tasa de letalidad en mil 100 municipios de alta marginación. En estos municipios viven 16.5 millones de habitantes. En ellos existe una tasa de letalidad de 15.9 por ciento. Este es un reporte de Laura Poy Solano, quien, además, reporta que en cuatro meses han fallecido 683 trabajadores de la salud. Por su parte Almudena Ocejo, titular de la Secretaría de Inclusión, considera que hay cuando menos 7 mil adultos mayores solos y sin apoyo familiar. Yo que soy lo primero, pero tengo vastedad en lo segundo, entiendo y me entristece ese drama del que la vida me salvó. Don Juan Carlos Partida, corresponsal de este diario en Jalisco, nos da una información apabullante La letalidad por el Covid, es casi del doble en municipios en miseria.

Hoy, domingo 19 (ayer), la Organización Mundial de la Salud se avienta el tiro y declara: El virus podría arrastrar a 100 millones de personas a la pobreza extrema. Los datos que sustentan esta tan angustiante noticia se quedan en mi faltriquera semanal. Ya los comunicaré si todavía estuvieran vigentes. Por ahora sólo termino registrando el primer voto mexicano, el de esta columneta, en apoyo a la propuesta del cineasta, sociólogo, internacionalista, académico, humanista en suma, y activista aguerrido e incorruptible en la lucha internacional por la libertad y la igualdad para que, las brigadas de médicos cubanos que en infinidad de países, sin importar régimen político, ni definición ideológica, han brindado conocimientos, experiencia y, no pocas veces, sacrificios para colaborar en la lucha, hasta ahora desigual para atenuar los perjuicios de esta hecatombe, sean reconocidos con el Premio Nobel de la Paz.

Y, para terminar, quede constancia que, con esta fecha, la columneta propone a esas brigadas para que sean reconocidas con la condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca por cubrir, a plenitud, las condiciones que la legislación relativa establece.

Twitter: @ortiztejeda