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Enrique Serna explica en Facebook libro sobre Denegri

El autor describe a sus lectores sus sentimientos sobre el polémico periodista y protagonista de su más reciente obra

 
Periódico La Jornada
Jueves 23 de abril de 2020, p. 5

El periodista Carlos Denegri tuvo la sicología del cínico trasgresor. Creía que todos los demás eran iguales a él: corruptos y oportunistas, incluso los que aparentaban tener valores morales, expresó el escritor Enrique Serna sobre el protagonista de su novela El vendedor de silencio.

Durante una charla virtual con sus lectores, desarrollada este martes mediante la página de Facebook de la librería Gandhi, el narrador refirió que como periodista lo mejor de Denegri eran sus reportajes de política internacional. Ahí no estaba sujeto a la censura y podía ser más agudo en su análisis de la realidad e incisivo, cosa que jamás hacía en sus reportajes sobre política mexicana.

Una paradoja de Denegri era que mientras en México atacó duramente a los estudiantes en 1968 como un mensajero de la Presidencia, escribió una crónica muy emotiva donde acusa a la guardia nacional de Estados Unidos de fascista por reprimir una manifestación pacífica.

Desde luego que tenía facultades para ser periodista, era muy hábil para obtener la información, cómo conseguir una exclusiva, sólo que en gran medida no las podía ejercer en México, acotó Serna.

Relató que le interesó la leyenda del personaje porque como los románticos alemanes, creo que las leyendas deberían ser la materia prima de la literatura, pues cuando existe alrededor de alguien significa que logró convertirse en una figura emblemática de su época.

El autor destacó que aunque sintió repugnancia por Denegri “tengo la impresión de que al maltratar a las mujeres se hacía daño a sí mismo, porque a pesar de que ellas son las principales víctimas del machismo, éste también lesiona a los hombres. Él estaba destruyendo constantemente sus posibilidades de ser feliz.

Serna destacó que la novela histórica llena las lagunas sobre el conocimiento de nuestro pasado que los historiadores dejan a oscuras, porque ellos aspiran a una visión objetiva y tienen que atenerse a documentos, mientras el novelista se mete en el alma de los personajes e intuye cuáles fueron sus motivaciones. Creo que sus labores resultan al final ser complementarias.

Mencionó que las ideologías empobrecen a la literatura; sin embargo, coincido con muchos de los ideales del feminismo porque creo que Denegri es el ejemplo muy evidente del grado en que sus contemporáneos llegaban a sojuzgar a sus parejas.