Opinión
Ver día anteriorJueves 23 de enero de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad perdida

Barrunto en el Congreso por indefinición

M

añana, por ahí de las 18 horas, los diputados de Morena al Congreso de la ciudad habrán de decidir quién se convertirá en jefa, o jefe, de la bancada, aunque esto, en el terreno político, sea lo que hoy menos importa: el grupo ya está deshecho.

Durante poco más de un año la lucha interna ha ido dañando, de poco a más, la unidad de los representantes del partido político en el gobierno, hoy despojados de cualquier interés ideológico, pero plenos en su ambición por el manejo de las chequeras del Congreso.

Así pues, gane quien gane, los dos grupos en contienda –el de Valentina Batres contra el de José Luis Rodríguez– habrán de convocar a una unidad que nunca se dará; el daño es devastador, las heridas profundas y la venganza está bien afilada.

La historia se repite: Morena está infectada del virus que mató a los del sol azteca, pero su descomposición se ha acelerado, por más que se sientan inmunes a los males del poder.

Es más, para la jefatura de Gobierno, el asunto de quién defienda los intereses de esta administración no parece trascendente. Se tiene la confianza de que tanto unos como otros habrán de sostener las propuestas emitidas desde las oficinas de Claudia Sheinbaum y, aunque los matices que diferencian a una tribu de la otra son mínimos, las discrepancias a la hora de las propuestas pueden establecer condiciones disímiles.

Por ahí no parece estar el conflicto, las lealtades son las que inclinan el barco. El caso de Valentina Batres, que mueve a Rigoberto Salgado, tiene empeñada su labor política a todo lo que represente su familia, la que encabeza su hermano, el senador Martí, quien se quedó sin reflectores después de perder la presidencia de la mesa directiva del Senado de la República.

Por su parte, José Luis Rodríguez es acusado, por todos lados, de haber jurado lealtad a Ricardo Monreal, el chucho de Morena, aunque él lo haya desmentido en muchas ocasiones.

Visto así, lo aparente, o tal vez lo cierto, es que el gobierno de la ciudad no tendría representante si alguno de los dos se quedara con la coordinación del grupo morenista, aunque esto, como ya dijimos, no trascienda el trabajo de la jefatura de Gobierno.

Entonces será mañana cuando los vientos de la 4T en la CDMX decidan el rumbo que habrá de tomar esta barca que hoy, como representante de la mayoría, tiene frenados asuntos de mayor importancia en el Congreso, por más que se esté en el periodo de receso, en el que sólo trabaja la Comisión Permanente.

Hasta ayer por la noche, de cualquier forma, la balanza se inclinaba a favor de José Luis Rodríguez, aunque su triunfo fuera por la mínima diferencia –un voto–, y eso en lugar de calmar las ansias de los ambiciosos podría desencadenar un conflicto aún más profundo en la bancada.

En otras palabras: no tienen remedio.

De pasadita

Nada será fácil para resolver la elección de un líder del sindicato de trabajadores del gobierno de la ciudad que perdió, con el liderazgo de Juan Ayala, cualquier posibilidad de que un representante de la sección 1, no obstante que es la más grande, pueda encabezar la dirigencia de la organización.

Hoy, antes de que parta el día, el grupo que apoya a Hugo Alonso Ortiz se manifestará en el Zócalo, aunque, como se sabe, la elección en la que se eligió a Hugo Alonso fue declarada ilegal.

Los trabajadores de esa sección parecen estar retando a las autoridades, y eso puede traer consecuencias funestas, principalmente para un pequeño grupo del gremio que no quiere perder privilegios. En esas andan.