Opinión
Ver día anteriorLunes 27 de mayo de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Nosotros ya no somos los mismos

Agradecimiento // Ruiz Cortines // Lilly Téllez

Foto
Lilly Téllez, senadora por Morena. ¿Vale la pena perder tiempo y espacio en indagar cómo pudo ser posible que pudiera conseguir un escaño?Foto Cuartoscuro
¡G

ratitud!, ¡Gratitud! Para todos los activistas de la multitud que atendieron mi solicitud de apoyo nemotécnico y ya comenzaron a recordarme que ofrecí la presentación de un grupo de legisladores que, como calificara mi amigo Jaime Aguilar Álvarez, son racimo de horca. Aquí está un pequeño muestrario, más lo que, por supuesto, se acumule en esta semana, ya sea por denuncia pública o por confesión de parte, ahora que está tan de moda este trastorno siquiátrico conocido como exhibicionismo, en este caso de carácter político/ideológico y que en los meses pasados se ha convertido en una amenaza tan extendida que se presenta tanto en el Congreso de Nuevo León como en la dirección general del IMSS.

Antes de entrar en materia, quiero aclarar que el derecho de toda persona a la libre expresión de pensamiento está fuera de discusión. Pero que, además, esta garantía universal se convierte en una obligación para quienes ostentan una representación social, democráticamente conseguida: diputados y senadores, concretamente.

Por eso, los señalamientos que me atrevo a formular a los legisladores Lilly Téllez, Juan Carlos Leal Segovia, Ana Miriam Ferráez y María de la Luz Paz Reyes nada tienen que ver con su derecho/obligación de hacer uso de la tribuna del órgano colegiado al que pertenecen que, en la retórica de los oradores del siglo pasado, se daba en llamar la más alta del país.

En una de sus grandilocuentes consignas, Adolfo Ruiz Cortines, allá por el inicio de los años 50, proclamó: Menos males causa a la República el abuso de las libertades ciudadanas que el más moderado ejercicio de la plena libertad de expresión.

A muchos sexenios de distancia, pienso igual. La deliberación franca y sin inhibiciones de todos los asuntos que competan a la res publica causa menos perjuicios al país que ignorar o reprimir tanto a las voces de avanzada que cuestionan injusticias y privilegios seculares, como a las que tienen una eternidad entonando los salmos de la irracionalidad, la superchería, la concepción mágica del origen del mundo y de la vida. Estos fundamentalistas, siempre insultantes y descalificadores, representan el México del Neandertal que, hoy por hoy, predomina en los estratos más poderosos de la sociedad y que, precisamente por eso, aunque pierda importantísimas batallas, siempre convierte sus peores derrotas en recuperaciones milagrosas. Desde hace muchos años no enfrenta ni guerrea, simplemente infiltra.

Juan Carlos Leal Segovia, diputado al Congreso de Nuevo León, se manifestó no sólo en contra de la despenalización del aborto, sino que acusó a las televisoras de hacer una campaña tendiente a normalizar la homosexualidad desde la juventud (retrasadonas, esas televisoras). Promovió hashtags como #AntiValores, #No a la ideología de género, Por la vida, y la familia.

Juan Carlos Leal sostuvo: Defiendo la necesidad de proteger a la familia. Entiendo la persecución, pero no me achico. (¡Se le prohíbe desaparecer!)

Lilly Téllez, senadora por Morena. ¿Vale la pena perder tiempo y espacio en indagar cómo pudo ser posible que una señora con este perfil (o cualquier otra perspectiva visual o ideológica) consiguiera un escaño en el Senado de la República? ¿En verdad estaba tan insegura la nomenklatura morenista en las posibilidades electorales de su candidato que tuvo que ceder a estas vergüenzas? La señora carece de méritos para esa candidatura por este partido; por el verde puede ser lanzada a secretaria general de la ONU, pero ¿ya se olvidó cuando, en su busca desaforada de notoriedad, se aventó contra Granados Chapa? Ciertamente le dejó unos rasguños en los tobillos. O, cuando en entrevista con el presidente Peña Nieto le dio por personificar a mi entrañable Sharon Stone?

Me faltan las referencias a Ana Miriam, la Madre Teresa de Veracruz, que propone el toque de queda para el sexo femenino, a fin de salvaguardar su intimidad, y a doña María de Lourdes de la Paz y sus recetas para la coctelería, de acuerdo con el termostato.

Twitter: @ortiztejeda