Opinión
Ver día anteriorSábado 30 de marzo de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Temporada de huracanes
P

ido prestado el título de la novela escrita por la joven y distinguida escritora veracruzana Fernanda Melchor, en la que narra el infierno que vive un poblado veracruzano, para comentar por mi parte lo que sucede en todo el territorio de Veracruz, estado con el mayor patrimonio de recursos naturales agropecuarios, forestales, pesqueros y petroleros, con una posición estratégica en el territorio nacional y con el principal puerto de la república, estado este que vive una crisis económica y social sin precedente, como producto de las políticas irresponsables de gobiernos anteriores, las cuales se reflejan en los niveles de desempleo, inseguridad, pobreza y bajos niveles educativos, así como en la desconfianza que dificulta la llegada de inversiones ante la posibilidad de nuevos hechos delictivos; en esta situación el inicio de un nuevo gobierno en el estado, ha generado expectativas y esperanza de que sus problemas sean pronto superados.

¿Será posible lograrlo y generar la confianza necesaria para atraer nuevas inversiones que impulsen su desarrollo? La respuesta parece difícil en el corto plazo, si se toma en cuenta que la situación actual es el resultado de más de una década de gobiernos cuya característica común fue la corrupción desmedida de sus más altos funcionarios, la cual significó más de 100 mil millones de pesos desviados de los recursos federales y estatales, los cuales fueron a parar tanto a campañas electorales, como a las cuentas bancarias del ex presidente Peña Nieto, de gobernadores y funcionarios que han dejado un ejemplo para que otros repitan las mismas prácticas en todo el país.

En diversas ocasiones nuestro actual Presidente ha declarado en forma contundente su intención de acabar con la corrupción, barriendo las escaleras de arriba hacia abajo, haciendo cumplir las leyes y garantizando con ello que quienes dañaron al país, paguen sus delitos con la cárcel y la devolución de lo robado, para lo cual se necesita la acción del sistema de justicia y de la fiscalía general de la nación.

En este contexto, es difícil ignorar la actuación del anterior gobernador, quien luego de su intento fallido de heredar a su hijo la gubernatura, se dedica ahora a desestabilizar al estado mediante actos delictivos con la finalidad de recuperar el poder que perdió en las elecciones pasadas.

Hace unos cuantos días, apareció en diversos diarios electrónicos de Veracruz la foto de un supuesto documento oficial, dirigido al Congreso estatal, en el que el gobernador Cuitláhuac García solicitaba una licencia para separarse de su cargo, para realizar algunas diligencias de carácter personal. El efecto que creó este documento en un amplio sector de la población veracruzana fue de desconcierto y si bien fue desmentido de manera inmediata por el propio gobernador, la semilla había quedado sembrada. La autoría del citado documento no ha sido adjudicada a persona alguna, siendo claro que se trata de un acto delictivo grave, (falsificación de un documento oficial) en tanto su propósito ha sido la desestabilización social de ese estado, su autoría nos lleva directamente al personaje mencionado ¿Quién más resultaría beneficiado con esta acción? ¿Cuál es el interés para que se publicara y se diseminara ese documento? Para responder a estas preguntas es importante recordar quién es este personaje y cuáles han sido sus formas de actuar.

En su libro Los demonios del edén la escritora Lydia Cacho, lo denunció como parte de una red de políticos afectos a la pederastia, mientras que por su parte, la Procuraduría General de la República ha realizado investigaciones que lo relacionan con lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. Siendo director del Issste fue acusado de entregar sumas millonarias a la lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo, así como de realizar operaciones fraudulentas con empresas farmacéuticas, mientras que en los dos años, que tuvo la gubernatura de Veracruz, sus acciones principales estuvieron orientadas a extorsionar a los funcionarios del gobierno de Duarte, con objeto de que éstos le entregasen un porcentaje importante del dinero que éstos habían robado, so pena de ser enviados a la cárcel, afectando igualmente a las empresas a las que el gobierno de Javier Duarte había dejado de pagar, exigiendo que estas le entregasen 50 por ciento de los adeudos por cobrar (libres de impuesto) a cambio de que su gobierno les pagara los adeudos mencionados.

Es por ello difícil pensar que a este tipo de personajes les importe realmente el bienestar y el progreso de la población que ofrecen gobernar. La historia reciente de nuestro país nos presenta muchos otros casos como el aquí mencionado, la diferencia de este personaje es que además de sus altos niveles de corrupción, él representa un riesgo para la sociedad en su conjunto y para el gobierno mismo, en virtud de que aun con los millones de pesos acumulados, su conducta nos indica que se trata de un ser empeñado en continuar sus fechorías y con ello un peligro real para el bienestar de la sociedad mexicana y en particular para el estado de Veracruz.

La próxima realización de una consulta pública para conocer el sentir de la sociedad mexicana sobre el posible otorgamiento de perdón a quienes han utilizado los altos puestos del poder para beneficiarse o beneficiar a sus amigos, no debiera ser aplicable a delincuentes como él, en virtud de que dejarlo en libertad implica con seguridad, la comisión de nuevos delitos de su parte, que seguramente incluirán daños para la sociedad y para el mismo gobierno veracruzano. Adicionalmente es necesario que en el caso de Javier Duarte, cuyo juicio y condena constituyen una burla a la sociedad mexicana y de manera particular la de Veracruz, el actual gobierno debe solicitar la anulación del juicio simulado que se le sigue, con objeto de poder realizar un nuevo proceso, en donde de manera seria se le juzgue, por los robos y crímenes cometidos contra el pueblo de Veracruz, con la complicidad de su esposa obligándoles a devolver todo lo que se robaron, para paliar la crisis en la que ahora vive el estado.