Política
Ver día anteriorMiércoles 12 de diciembre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Muestran video que el narco envió a Kate del Castillo

Aliado de El Chapo compró cuatro equipos de futbol y un restaurante
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de diciembre de 2018, p. 11

Nueva York. Los detalles del gran negocio mexicano-colombiano para satisfacer la demanda estadunidense de cocaína siguen exhibiendo el lado oscuro del llamado libre mercado, con El Chapo Guzmán dando un conciso resumen de las reglas económicas básicas: sin consumo, no hay venta.

En la sesión 15 del juicio contra Guzmán Loera se mostraron fragmentos del video que envió el acusado a Kate del Castillo para entregárselo a Sean Penn, cuando en 2015 ese actor decidió asumir el papel de periodista.

La sesión incluyó a un narcotraficante mexicano de rango medio, quien concluyó su testimonio y el inicio de la intervención de un colombiano, quien dio detalles de las alianzas entre los capos de México y Colombia.

Los videos que envío El Chapo a Penn –los cuales están a la vista de todos en YouTube– para el artículo publicado en la revista Rolling Stone fueron confirmados como legítimos por una agente de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) y proyectados para el jurado y el público en el tribunal federal en Brooklyn. El Chapo, con una pantalla sobre la mesa de la defensa, se fijó con atención en la imagen de sí mismo contando de una manera muy ágil –o sea, sin culparse– sus orígenes y algunos pensamientos sobre el negocio del narcotráfico, incluyendo su explicación sencilla de la relación oferta-demanda de ese mercado, el cual afirmó es cada vez más grande.

El testigo estelar del día fue el colombiano Jorge Cifuentes, hermano de Pacho Cifuentes, uno de los máximos capos del cártel del Valle del Norte, quien detalló su participación en lo que era la carrera de casi toda su familia. Guiado por el interrogatorio del fiscal asistente Adam Fels, contó su trayectoria, recordando que primero viajó a México en 1988, enviado por su hermano para coordinar los cargamentos de cocaína desde su país bajo el control de Ismael Mayo Zambada y otros. Esa tarea incluía supervisar las pistas de aterrizaje, la logística y, como él afirmó, asegurar que los mexicanos no estuvieran borrachos.

Armó una relación de negocios y amistad con Humberto El Robachivas Ojeda. Fue tan exitoso que calcula que logró generar ganancias personales de 300 millones de dólares entre 1990-1998, al trasladar un total de 220 toneladas de cocaína, fondos que después usó para establecer sus propios negocios legítimos desde empresas de construcción, inmobiliarias y hasta una que se dedicaba al tema del cambio climático.

Cuando asesinan a El Robachivas regresó a Colombia, donde continuó en el negocio.

Aseguró que entre otras cosas apoyó a las fuerzas paramilitares de Autodefensas Unidas de Colombia contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia comprando 5 mil fusiles AK-47 y 5 millones de rondas de municiones.

Retornó a México en 2002 en busca de recuperar unos barcos atuneros de su socio Ojeda, cuya viuda, Laura Avilés, se los había entregado a El Chapo (junto con una granja de avestruces –no explicó más) para emplearlos para transporte de cocaína. Conoció a Dámaso El Licenciado López gracias a la misma Avilés, ahora amante de López, y con ello se armó la cita con El Chapo, a quien fue a conocer en el festejo del segundo aniversario de su primera fuga.

Su trayectoria delictiva concluyó cuando fue arrestado en Venezuela en 2012 y extraditado a Estados Unidos al año siguiente. Actualmente espera que su cooperación contra su viejo socio en este juicio sea recompensada con una reducción a su condena. La historia de esa relación continuará en la sesión de este miércoles.

La jornada inició con Tirso Martínez Sánchez, un distribuidor mexicano de cocaína del cártel de Sinaloa, quien concluyó su segundo día de testimonio como testigo cooperante del gobierno estadunidense. Detallo cómo salió de la pobreza mediante sus actividades de narcotraficante de rango menor. Sin embargo, también usó sus ganancias para otros negocios: compró cuatro equipos de futbol en México, departamentos, casas, una tienda de ropa, un taller, una agencia de autos y un restaurante, pero se quedó casi sin nada. Aseguró que me lo gasté todo en apuestas, antros y mujeres.