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Con Calderón, crisis de Geo
 
Periódico La Jornada
Sábado 24 de noviembre de 2018, p. 21

La quiebra de Geo, anunciada el jueves pasado, ocurre un quinquenio después de que estalló la crisis de las vivienderas, como se llamó a las tres inmobiliarias (Geo, Urbi y Homex) que en 2013 concentraban 17 por ciento de la construcción de casas en el país.

No obstante, sus problemas se iniciaron a principios de esta década, con el gobierno de Felipe Calderón, aunque las causas provienen del sexenio de Vicente Fox.

Los gobiernos panistas incentivaron la construcción de vivienda al multiplicar los créditos hipotecarios otorgados por el Infonavit.

Con ello se detonó el desarrollo de constructoras de vivienda de bajo costo, modelo de negocio que sólo tuvo éxito en los primeros años y las llevó a adquirir grandes extensiones de reservas territoriales en todo el país para edificar conjuntos habitacionales en semanas o meses, alejados de las ciudades o centros laborales, con materiales de baja calidad, carentes de servicios y vías o medios de transporte eficientes, por lo que muchos fueron abandonados.

A mediados de 2011, Geo, Urbi, Homex y Ara concentraban más de 90 por ciento de reserva territorial de las 7 firmas que integraron el Índice Habita de la Bolsa Mexicana de Valores, según un estudio del Centro de Investigación y Documentación de la Casa de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF).

Geo, creada en 1973 por Luis Orvañanos, fue la empresa líder y la SHF detalló que en 2011 contaba con 14 mil 724 viviendas escrituradas, la tercera parte del total, así como con 7 mil 161 hectáreas de reserva territorial, sólo superada por Homex.

El corporativo no se caracterizó por dejar satisfechos a sus clientes, ya que edificó seis de los 15 conjuntos de vivienda de tipo social y económica peor evaluados en 2011, porque sus habitantes reportaron bajos niveles de satisfacción. Lo mismo se ubicaban en Jalisco y Querétaro, que en Tamaulipas, Guerrero y Coahuila.

La deuda de las vivienderas se triplicó y cuadriplicó entre 2008 y 2012. La crisis les estalló en 2013, cayeron en concurso mercantil, cambiaron de dueño y quedaron en manos de bancos y acredores. Además, dejaron de construir y sólo se dedicaron a vender sus inventarios del año anterior.