Opinión
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Ciudad perdida

Concejales, amenazas y chantajes

A

ntes de que la jefa de Gobierno electa, Claudia Sheinbaum, tome posesión del cargo, un problema de gobernabilidad ha cobrado fuerza en las alcaldías de la ciudad: se trata de los concejales que habrán de acompañar a los alcaldes.

Esa figura de gobierno, nueva en la administración capitalina por disposición de la Constitución Política de esta ciudad, enfrenta ambiciones de todo tipo, y aunque la ley, tal como se escribió en la misma Carta Magna local, no sufrió cambios y habrá, por ejemplo, 10 concejales en una circunscripción, seis serán, hipotéticamente, allegados al alcalde porque él los nombrará, pero no necesariamente estarían en favor de lo que pretenda el gobierno de la demarcación.

Esto porque de los seis que nombrará el alcalde dos vendrán de las fórmulas con las que se llegó a la elección. Así, cuatro podrían ser de Morena, pero los otros dos serían uno del PT y otro del PES, y en lugar de apegarse a los intereses del jefe político de la demarcación, podrían lograr acuerdos con los cuatro que no militan en el signo político que gobierna la alcaldía.

Lo que relatamos podría parecer monstruoso, pero es cierto o cuando menos ya empieza a suceder. Por lo pronto, usan la amenaza y el chantaje como instrumentos de disuasión, por lo que esas dificultades empiezan a ser un carga que impide la movilidad del gobierno.

Todo nos hace suponer que dentro de muy poco tiempo este, y otros problemas que acarrea el nuevo modelo, serán expuestos por algún grupo de alcaldes que han tenido que enfrentar las ambiciones de los concejales, incluso de su mismo partido.

Y es que hay algunas alcaldías donde los concejales no se han conformado con otorgarles una secretaria y una oficina, sino que demandan auto, chofer, celular y gastos de representación, es decir, esas condiciones que revisten a la figura política.

De cualquier forma el marco que ciñe el actuar de los alcaldes obliga a que se usen los mejores instrumentos de la política para lograr gobierno, y los acuerdos que lleven beneficios a la gente serán los que cuenten cuando se tenga que hacer una evaluación del gobierno de cada demarcación.

No obstante, es de la mayor importancia que si bien la jefa de Gobierno será la que resuelva una controversia alcalde-concejales, en el caso del presupuesto la obligación de la cabeza de la administración será tratar de convencer incluso a las fuerzas políticas contrarias de las bondades de sus propuestas, o bien aceptar que algún proyecto que no salga de sus oficinas es bueno y puede ayudar a la gente. El reto es importante; vamos a ver qué rumbo se toma en los días que vienen.

De pasadita

Se trata, como dijimos en una entrega anterior, de que el lío por la construcción de un nuevo aeropuerto se ha convertido en un asunto toral, de gobierno. La consulta o la encuesta que se pretende hacer para darle una salida consensuada al problema del lugar de construcción podría resultar más importante que cualquier otro tema referente.

De una lado hay quienes no quieren perder el poder de decidir de forma cupular los asuntos de mayor importancia de la administración pública, y por el otro quienes buscan que la gente participe en esas decisiones, no para hacer a un lado las responsabilidades a que obliga la gobernanza, sino para forzar el giro, el cambio del que tanto se ha hablado.

El dilema está, precisamente, en la participación. Si la consulta resulta un éxito por el número de gente que acuda a exponer su decisión, será, esdte ejercicio, una forma de gobierno que cobrará razón de ser, pero si, por el contrario, las cosas no se dan por ese camino, habrá que repensar si la ruta correcta es por ahí. Ya veremos.