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Estrenan filme sobre Rosario Castellanos
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de agosto de 2018, p. a10

Karina Gidi y Daniel Giménez Cacho exploran la conflictiva relación de Rosario Castellanos y Ricardo Guerra en Los adioses.

La cinta de Natalia Beristáin se estrena hoy en México y retrata el machismo de la época, así como la envidia en la relación entre la escritora y el filósofo mexicanos. Ésta era una de las razones por las que las cosas entre ellos no funcionaban. Estaba mal colocada la forma de admirar al otro y respetarlo, de envidiar y estar celoso al mismo tiempo, dijo Gigi en entrevista. 

La actriz fue galardonada en junio con el premio Ariel por su interpretación de la autora de novela (Balún Canán), cuentos (Álbum de familia), poemas (Lívida luz) y ensayos (Sobre cultura femenina). Castellanos, considerada una de las escritoras mexicanas más prominentes del siglo XX; fue embajadora de México en Israel, donde murió por una descarga eléctrica en 1974, a los 49 años. 

Guerra (1928-2007), en tanto, escribió obras menos conocidas como Críticas de las teorías del mexicano, Filosofía y fin de siglo y Actualidad de Nietzsche. Fue embajador de la República Democrática Alemana tras la muerte de Castellanos y director de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde conoció a la autora y donde ella también impartió clases.

Castellanos y Guerra tuvieron una relación cuando eran veinteañeros. Guerra se casó y tras su primer divorcio volvió con la escritora, con quien tuvo a su hijo Gabriel. 

Los adioses los presenta en sus años juveniles, con Tessa Ia en el papel de Castellanos y Pedro de Távira en el de Guerra, y en su edad madura con Gidi y Giménez Cacho. 

Yo creo que eso (la envidia) no tiene época. Pasa eso en una pareja, hay que saberlo procesar y acomodar, dijo Giménez Cacho, quien contó que en su propia casa vivió una situación similar: su madre vivía para apoyar la carrera de su padre, pero cuando decidió volverse pintora hubo gritos y sombrerazos hasta que se emancipó.

Guerra no era golpeador, pero obligaba a Castellanos a elegir entre su carrera y su papel de madre.