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Número 231
Jueves 1 de Octubre del 2015



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus


pruebate

CULTURA


Carlos Bonfil

Capitales queer
Berlín

La diversidad sexual forma parte también de la historia en las grandes capitales mundiales. Aquí está la segunda entrega de una serie que hará un recorrido en tiempo y espacio por las sedes más cosmopolitas de la escena gay contemporánea.




Siguiendo el modelo historiográfico del emblemático libro de George Chauncey, Gay New York (1994), el investigador estadunidense Robert Beachy ofrece en Gay Berlín, birthplace of a modern identity (2014), un recorrido exhaustivo por la subcultura de las minorías sexuales en Berlín, desde 1869, año en que se acuña en Alemania el término homosexual, hasta 1933, momento en el que Hitler asciende al poder. La incursión que propone el historiador es fascinante.

El periodista y activista homosexual alemán Hans Siemens (1891-1969) define en 1927 a Berlín como “un laboratorio sexual y un campo de recreo para turistas voyeristas”. Ninguna ciudad en Europa había transitado con tanta rapidez de su primera condición de urbe insalubre y provinciana, como parecía Berlín hacia 1850, al aspecto de una metrópolis moderna e impecable, liberal y densamente poblada, que ostentaba tres décadas después. La transformación fue meteórica. En la capital germana se daban cita escritores e historiadores, científicos y activistas políticos, para asistir al brusco cambio de paradigmas en materia de identidades sexuales, a una novedosa cultura de los derechos humanos, a la proliferación de una prensa libre, y al insólito arreglo de convivencia entre los homosexuales y la policía encargada de vigilar su conducta.

En ese clima de tolerancia, el activista pionero Karl Heinrich Ulrichs proclama, hacia 1865, el carácter innato de la orientación homosexual, propuesta que busca derribar el estigma de una perversión erótica asociada a una conducta malévola y corruptora. La paradoja es que aun cuando las leyes que sancionaban la homosexualidad fueron muy severas a partir de 1870, de modo especial con el llamado Párrafo 175 que penalizaba el sexo entre varones, en la vida cotidiana había mil maneras de burlar o neutralizar esa legislación represora. El estudio de Robert Beachy refiere la actuación sorprendente del departamento de policía de Berlín que en un esfuerzo por mantener bajo control las conductas homosexuales, favoreció la proliferación de bares y salones de baile frecuentados por las minorías sexuales, y lo hizo convencido de que así se reducirían los índices de delincuencia urbana. La conquista de una mayor visibilidad favoreció la libre expresión de muchos homosexuales que luego de reivindicar sus preferencias eróticas, se organizaron para combatir las leyes que las penalizaban.

De esa manera surgieron en Berlín activistas políticos respaldados por sexólogos como Ulrichs, Kraft-Ebbing, Havelock Ellis o Hans Magnus Hirschfeld, quienes revelaron la enorme diversidad de las conductas sexuales y pugnaron por reformas que erradicaran una legislación represora, por lo demás ineficaz, que sólo favorecía la práctica del chantaje criminal. La creación en 1918 del Instituto para la Ciencia Sexual, de Hirschfeld, fue un hito en el desarrollo y auge de la subcultura gay en Alemania, y debido a la popularidad de su proyecto emancipador y educativo fue arrasado en 1933 por los nazis, como un centro mayor de corrupción y decadencia moral.

La interminable danza de Mefisto
A partir de una documentación minuciosa, Gay Berlín elabora la cartografía de una vida nocturna sin parangón en el resto de Europa o en Norteamérica. “Una Sodoma y Gomorra con ritmo prusiano, todo un circo de perversidades” según señalaba Klaus Mann en su novela autobiográfica, Cambio de rumbo, de 1942. Berlín atrajo a numerosos turistas y escritores alemanes y extranjeros en busca de emociones fuertes, y entre ellos figuraban, de modo notable, Christopher Isherwood, autor de Adiós a Berlín (1939), el poeta W. H. Auden, y el amigo común Stephen Spender, autor de la novela testimonial El templo (1928). Cada uno de ellos relata la naturaleza sórdida y fascinante de la capital de todas las licencias eróticas, el acceso fácil a los favores sexuales de jóvenes obreros golpeados por la crisis económica, la proliferación de lugares de encuentro, del Tiergarten al elegante barrio de Kurfürstendamm hasta los barrios proletarios del norte de Berlín, con una gran variedad de anécdotas sobre las maneras de burlar (con ayuda de la policía local) los chantajes de los prostitutos, y también con el patético catálogo de existencias destruidas por la obligación de la clandestinidad y el disimulo social.
Robert Beachy refiere asimismo la efervescencia de la vida cultural en el Berlín de los años veinte, el modo en que las revistas de liberación sexual (Der Eigene, Die Freundschaft, entre muchas otras) se exhiben en los quiscos de Potsdamer Platz o el modo en que el cine da constancia de las primeras tímidas emancipaciones homosexuales, como en la cinta Diferente como los demás (1919), de Richard Oswald, o Las leyes del amor (1927), también de Oswald en colaboración con Hirchfeld, el activista que expone ahí en directo sus puntos de vista sobre las disidencias eróticas. En el ambiente libertario de ese Berlín destaca la figura pintoresca de la actriz y bailarina Anita Berber con sus mil provocaciones sexuales, o el consumo incontinente de cocaína y otras drogas duras al que se libran Klaus Mann y otros escritores, y que Fritz Lang presenta en Doctor Mabuse, el jugador, de 1922.

El largo verano anterior al fascismo
Posiblemente el aspecto más interesante y perturbador del libro de Beachy sea su crónica de los movimientos de lucha por los derechos de las minorías sexuales, a menudo fueron antagonistas, que tuvieron, por un lado, al sexólogo Hirschfeld y sus seguidores defendiendo el carácter innato de la orientación homosexual, frenando con ello por un tiempo la represión abierta contra esa minoría y la aplicación estricta del Párrafo 175, y por el otro, a militantes como Hans Blüher o Adolf Brand, quienes fascinados por un ideal viril y disciplinado de la homosexualidad, seducidos también por el antisemitismo imperante, creyeron que el deseo homoerótico y su exaltación del vigor y la belleza masculina podían armonizarse con una ideología nacional-socialista sólo en apariencia afín a esas veleidades estéticas e ideológicas.

Con el ascenso del nazismo al poder, los defensores de ese ideal viril homosexual, alimentado en múltiples asociaciones juveniles de esparcimiento y deporte y en su culto a la figura del dirigente (führer), descubrieron al final, y de modo muy amargo, el carácter brutalmente homofóbico del nuevo régimen. El proceso de mistificación colectiva fue complejo. Como muchos jóvenes entusiastas, Hans Blüher se había incorporado, desde los 14 años, a los Wandervogel (pájaros errantes), una asociación de adolescentes que en sus salidas al campo en bicicleta se sentían liberados del yugo opresor de sus padres y maestros. Ese modelo de camaradería viril consagrada al ejercicio físico y a un culto a la naturaleza que de paso celebraba el nudismo y el rechazo a las mujeres, derivaría en la disciplina paramilitar de los Hitlerjügend (juventudes hitlerianas), con rituales de convivencia masculina muy parecidos.

Una larga década de liberación sexual y de relajamiento de las costumbres finalizaba con la campaña por un Reich limpio y una sangrienta purga política dirigida, en 1934, contra el notorio oficial homosexual nazi Ernst Röhm, líder de los S.A.; también con la destrucción de los valiosos archivos del Instituto para la Ciencia Sexual, de Hirschfeld, y con la persecución sistemática e inclemente de los homosexuales. Hans Blüher, el muy desorientado activista antisemita gay, para quien el judaísmo había sido sinónimo de decadencia social y moral, se encontraría así compartiendo irónicamente la suerte de la misma gente que llegó a despreciar.

 

Robert Beachy, Gay Berlin, birthplace of a modern identity (Alfred A. Knopf, New York, 2014). Disponible a través de www.amazon.com


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