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Bachchan, famoso actor indio que ha hecho más de 180 películas

Representamos emociones que en la realidad vivimos una vez
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Un cine de Nueva Delhi, India, anuncia la película Aarakshan, donde participó el reconocido actor de Bollywood, tercero en las fotos del cartelFoto Ap
The Independent
Periódico La Jornada
Lunes 16 de marzo de 2015, p. a13

Amitabh Bachchan es el más destacado actor del cine indio; es un fenómeno desde hace más de cuatro décadas y a sus 72 años aún realiza filmes que emocionan y sorprenden a públicos de todo el mundo. El más reciente, Shamitabh (Amitabh impostor), trata de un joven actor que logra el éxito robándose la voz sonorizada de un colega pasado de moda, interpretado por Amitabh (de ahí lo de impostor), quien en el filme da rienda suelta a su armoniosa e imponente voz de barítono. Pero es también una meditación sobre la identidad y la naturaleza de la fama y la fortuna, que lleva al espectador a cuestionar su propio papel en la relación entre ídolo y fanático.

¿Cómo explicar la estatura de Bachchan? Se puede mencionar que posee la potencia combinada de Brando, De Niro y Eastwood, o que tiene más de 13 millones de seguidores en Twitter, así como toda una página de Wikipedia dedicada exclusivamente a los premios que ha ganado.

Con todo, Bachchan gusta de simular que no es más que un actor luchón que tuvo suerte y que le preocupa conseguir el siguiente papel. Helo aquí en sus propias palabras:

–Usted es el nombre más grande en la industria fílmica india y todos los reconocen así, menos usted. ¿Por qué?

–En realidad el guionista es más importante. Ellos dictan los términos. El director nos dice qué hacer y dónde pararnos. Alguien viene a vestirnos, alguien más nos maquilla y todo lo que tenemos que hacer es decir nuestras líneas. Es un enorme esfuerzo combinado y nuestra contribución es mínima.

Miedo al público

–No estoy muy de acuerdo. Esas películas funcionaron por lo que usted aportó al papel. En la pantalla siempre exuda inmenso carisma, pero, ¿es cierto que en realidad es introvertido?

–Da miedo encarar al público. Siempre hay el temor de lo que pensarán de uno, de lo que dicen de uno. Pero mientras estemos actuando en el aislamiento del estudio y no haya mucha gente mirándonos, nos arreglamos.

–Sus cintas se repiten todo el tiempo en televisión. ¿Le llega a pasar que esté cambiando de canal y aterrice en uno de sus filmes?

–A veces los veo en televisión. Por lo regular me pongo a buscar los errores que cometí.

–Las películas indias suelen ser muy dramáticas. Son entretenidas para el espectador, pero ¿cómo afecta a un actor desempeñar esos papeles?

–En nuestra carrera representamos muchas emociones que en la vida real sólo vivimos una vez. Por ejemplo, en unas 10 películas mi personaje ha muerto, así que ¡debo seguir buscando diferentes formas de hacerlo!

–Ha tenido usted grandes éxitos, pero también ha conocido el fracaso. ¿Sería acertado decir que, si bien ganó su fama en el cine, fue rescatado por la televisión cuando decidió ser anfitrión de Quién quiere ser millonario?

–Sí. Todos pensaron que estaba cometiendo harakiri, pero era esencial para mí hacer algo. Me enfrentaba a la quiebra, demandas judiciales, acreedores, una empresa en bancarrota y una carrera fracasada.

–Hablando de la televisión: en Occidente, con programas como Mad men y Breaking bad, pareciera ser allí donde está la acción. ¿Se imagina usted un momento en que Bollywood sea suplantado por la televisión?

–Bueno, ha habido una gran explosión de la televisión. Existen 800 canales con contenidos de todo el mundo que son de mejor calidad de lo que tenemos en nuestro cine. Eso ha ofrecido una competencia saludable, pues el cine indio busca competir con Occidente. La ventaja de la televisión es que existe mayor campo para narrar historias, y tiene uno más tiempo para desarrollar un personaje. Así pues, la televisión es una propuesta muy emocionante y creo que llegaremos a ese punto. A la larga los gustos cambian.

–Después de un accidente que puso en peligro su vida, durante la filmación de Coolie, muchas personas oraron por su recuperación. Debió de ser algo difícil de procesar.

–Trato de encontrar formas de expresar mi gratitud. Mi deuda con el público es una carga feliz que me gusta llevar a cuestas. Contiene el cariño de la gente, y es una magnífica oportunidad de escuchar y sentir a los aficionados que han amado mi trabajo.

–Los papeles que representó en los 70 y 80 del siglo pasado eran de una gama muy estrecha. Pero en sus filmes recientes, entre ellos Shamitabh, parece dispuesto a expandir esa gama. ¿Cree que con el tiempo ha llegado a ser mejor actor?

–He tenido mayor oportunidad de hacer cosas diferentes, y esto llega con la edad. Ya no puedo ser el actor principal, así que las expectativas son menores y puedo asumir más riesgos.

–Ha hecho más de 180 cintas. Debe de sentir que ha hecho de todo. ¿Aún le emociona actuar en las películas?

–Me emociono todos los días: es maravilloso e inexplicable. Sería un día horrible si tuviera que pensar esto ya lo hice. Si me diera por satisfecho, mataría cualquier creatividad que posea. Ninguna persona creativa debe darse nunca por satisfecha con su trabajo.

–¿No cree que ya ha hecho lo suficiente para estar satisfecho sin preocuparse por lo que piense la gente?

–Soy inseguro con respecto al mañana. ¿Me darán otro trabajo? ¿Seré apreciado? Seguiré actuando mientras tenga un rostro y un cuerpo aceptables para la gente, pero aún me preocupa que si no lo hago mejor mañana, todo se perderá.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya