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Despensas y dispendios

G

uerrero fue el estado más afectado por los meteoros Manuel e Ingrid, lo que generó una intensa solidaridad nacional e internacional. La mayor parte de las despensas que se concentraron en el Distrito Federal en septiembre se destinaron a los damnificados guerrerenses.

Poblados de la sierra y la Montaña quedaron aislados por deslaves que partieron las carreteras; en otros el aluvión de agua y lodo sepultó viviendas y obligó a la gente, la mayoría indígenas, a instalar en zonas altas campamentos provisionales con plásticos o lonas, los cuales siguen ocupados.

Organizaciones no gubernamentales nacionales y extranjeras han alertado en estos cinco meses sobre la inminente hambruna en la Montaña, mientras los pobladores, desesperados, han bloqueado carreteras y realizado movilizaciones en Tlapa, Tecpan, Tixtla, Chilpancingo y Acapulco, en demanda de ayuda, que no llega porque supuestamente ya no hay.

Sin embargo, el 31 de enero fue descubierta una bodega del gobierno del estado donde se almacenaban miles de despensas con alimentos en descomposición y a la intemperie; al día siguiente el subsecretario de Protección Civil, Constantino Vargas, responsable de la bodega, fue destituido; el 12 de febrero se encontró otro depósito en similares condiciones, pero con más víveres, en instalaciones del sistema estatal para el Desarrollo Integral de la Familia, que encabeza la esposa del gobernador Ángel Aguirre, Laura del Rocío Herrera. En este caso no hubo destituciones. Este domingo se halló una bodega de electrodomésticos en un predio de la Secretaría de Finanzas, sin que el gobierno atine a dar una explicación.

Mientras los pueblos empiezan a padecer hambre, los alimentos donados se echan a perder y la comunidad nacional e internacional ve cómo su ayuda, atorada por la negligencia o la insensibilidad, de muy poco ha servido a los damnificados. Tampoco los 30 mil millones de pesos anunciados por el presidente Enrique Peña Nieto, que cinco meses después de los meteoros no llegan.