Política
Ver día anteriorJueves 9 de mayo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Buenos alumnos, en el primer semestre reprueban de una a 6 materias

Complicada, la transición de secundaria a CCH: estudio

En la generación 2009-2011, casi 43% no terminó el bachillerato en 3 años

 
Periódico La Jornada
Jueves 9 de mayo de 2013, p. 21

La transición de secundaria al Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) suele complicarse para muchos de los adolescentes.

Datos de la casa de estudios reportan que al ingresar a este subsistema de bachillerato, 80 por ciento de los alumnos no han reprobado y se perciben como buenos estudiantes. Sin embargo, en el primer semestre de formación media superior, 50 por ciento de ellos reprueba de una a seis asignaturas.

La acumulación de materias en adeudo ocasionó, por ejemplo, que en la generación 2009-2011 (última en estudio) alrededor de 43 por ciento de sus alumnos no terminara el bachillerato en tres años, señala el Diagnóstico Institucional para la Revisión Curricular de CCH, elaborado por las autoridades universitarias.

Otro dato que aporta este análisis indica que de los más de 10 mil jóvenes que egresaron en 2011 –último año de diagnóstico–, 24 por ciento (3 mil 402) eligiera tres carreras de alta demanda: medicina, sicología y derecho, por lo que el documento propone que la orientación vocacional sea impartida desde los primeros semestres.

El periodo más complicado para los estudiantes de CCH es el segundo año (tercero y cuarto semestres), donde la reprobación se incrementa a 75 por ciento de alumnos irregulares.

“En el cuarto semestre se gestan de manera clara los posibles desertores. Algunas explicaciones sobre este fenómeno se relacionan con factores extraescolares: alumnos que entran a trabajar, embarazos y problemas económicos en la familia, entre otros.

Sin embargo, la institución no deja de tener incidencia incluso en estos factores extraescolares, pues la cultura del CCH tiene su propio peso en algunas prácticas que permiten que los estudiantes dejen los cursos ordinarios, subraya el diagnóstico. Por ello, propone indagar cuáles elementos de la vida escolar ocasionan el abandono.

El análisis ubica que en el último año escolar la acreditación de materias empieza a subir, en parte por la presión social y familiar para que los jóvenes terminen su bachillerato en el tiempo correspondiente.

Quienes deben entre una y seis asignaturas encuentran posibilidades de egreso y recurren a distintas opciones para acreditarlas: exámenes extraordinarios, recursamientos, programas de asesorías y cursos sabatinos. A pesar de que la carga académica de los alumnos aumenta en su último año, la presión del egreso los empuja a mejorar su desempeño en los cursos ordinarios y un segmento importante logra regularizarse.

Las asignaturas de mayor reprobación durante la última generación analizada fueron: cálculo diferencial e integral 1 y 2; matemáticas 2, 3 y 4; estadística y probabilidad 2; cibernética y computación 2; taller de diseño ambiental 2; lectura y análisis de textos literarios 2 y taller de expresión gráfica 2.

En cambio, las materias de mayor aprobación son inglés 1, 2 y 3; taller de lectura; redacción e iniciación a la investigación documental 1; taller de cómputo; francés 1; historia universal moderna y contemporánea 1; ciencias de la salud 1; sicología y química.

El reporte de la UNAM asienta que en materia de egreso, la tendencia de los últimos tres años antes del cambio en el plan de estudios, en 1997, era a la alza, pero disminuyó a partir de la generación que ingresó con la nueva currícula de 97 y se agravó por el paro de labores de 1999-2000. Posterior a ello, el incremento ha sido gradual hasta ubicarse en un promedio de 54 por ciento de alumnos regulares al finalizar el periodo de tres años.

Como parte de las conclusiones, el diagnóstico subraya que el egreso promedio de 57 por ciento no es el deseable si se considera la demanda de la sociedad mexicana en términos de eficiencia y calidad que se esperaría de los bachilleres universitarios, por lo que deben redoblarse los esfuerzos para que todos los sectores involucrados en la formación de los jóvenes realmente cumplan con su propósito.