Opinión
Ver día anteriorLunes 11 de marzo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La ASF y objetivos incumplidos
L

a Auditoría Superior de la Federación (ASF) hizo públicos diversos documentos en los que detalla los resultados obtenidos por el gobierno federal durante 2011. Abundan en ellos las irregularidades encontradas, lo mismo sobre lo gastado para celebrar el bicentenario que sobre Petróleos Mexicanos. No faltaron las consideraciones sobre el sector responsable de los asuntos relacionados con el medio ambiente y los recursos naturales. Y cómo en dichos campos no se cumplieron los objetivos anunciados durante los sexenios panistas.

Los análisis de la ASF muestran que, por ejemplo, persiste la contaminación atmosférica. Hace suyos los datos ofrecidos por diversos organismos especializados en el tema, sobre el número de mexicanos que mueren por la mala calidad del aire, casi 15 mil. Esta cifra puede ser mayor debido a las deficientes estadísticas oficiales, especialmente en más de 30 ciudades importantes que no cuentan con sistemas de monitoreo de la calidad del aire y mucho menos se ocupan de investigar el origen de las enfermedades de quienes posiblemente fallecen por problemas de salud relacionados con la contaminación atmosférica. Una contaminación debida al aumento del parque vehicular (en buena parte obsoleto) a un transporte público y privado pésimamente diseñado y a la mala calidad de los hidrocarburos.

Especialmente durante el sexenio del becario de Harvard se anunciaron numerosos programas para resolver el problema del agua. Entre ellos, su uso lo más racionalmente posible a fin de que alcance para todos, evitar el abatimiento de los mantos freáticos y las fuentes superficiales, tratar al máximo las aguas residuales de la industria, el comercio y los hogares, y reduciendo la contaminación de las cuencas hidrográficas. Se prometió aplicar la legislación que impide enviar a ellas las aguas negras generadas por las ciudades y los sectores industrial y de servicios. Sin embargo, no se hizo y hoy ninguna cuenca goza de salud ambiental.

Sobresalen por su deterioro la del Lerma-Chapala-Santiago y las de los ríos Coatzacoalcos, Blanco, Atoyac y Tamesí, para las cuales se establecieron programas especiales a fin de revertir su crítica situación. En paralelo disminuyen su capacidad de almacenamiento lagos y lagunas, destacadamente Chapala y Pátzcuaro, dos embalses urgidos de atención.

Aunque el agua es (junto con bosques y selvas) asunto de seguridad nacional, se dispone de menos líquido per cápita y la tendencia es que se agrave la escasez y el nivel de los acuíferos disminuya aún más en todo el país.

Mientras prosigue el mal uso del agua, continúa la deforestación y no tuvieron éxito las acciones para contrarrestarla inundado de árboles el territorio nacional. Crece además la quema de hidrocarburos por el parque vehicular, la industria y los servicios. En resumen, en vez de disminuir el costo que significa la degradación ambiental, ésta casi se duplicó los últimos 20 años.

Los suelos también muestran una elevada degradación, con lo cual nuevas áreas están en peligro de convertirse en desierto. Esto, pese al abandono del agro por miles de jóvenes que migraron en busca de empleo en Estados Unidos y en las ciudades mexicanas. Se vanagloriaron las autoridades panistas de dedicar al sector agropecuario más dinero que nunca, pero esto no se reflejó en mayores niveles de producción. Ni siquiera se obtuvo la autosuficiencia en alimentos, en buena parte importados a un alto costo en divisas y en creación de empleo en el agro.

En cuanto al problema de la basura de hogar y los residuos tóxicos y peligrosos, se carece de los sitios adecuados para su disposición final. Los planes para poner la basura en lugar seguro anunciados en el gobierno del doctor Zedillo no tuvieron continuidad, de tal forma que hay más basura a cielo abierto con todo lo que ello conlleva en términos de salud pública y contaminación.

En fin, tantas veces premiado por su contribución ambiental, en el sexenio del becario aumentaron las especies en peligro de extinción y los daños a las áreas costeras, afectadas cada día más por efecto del cambio climático. De estos y otros asuntos nos ocuparemos en otra oportunidad.