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Alza de 24% al salario mínimo, nuevo gran debate en EU
 
Periódico La Jornada
Lunes 11 de marzo de 2013, p. 31

Washington, 11 de marzo.

Un aumento de 24 por ciento al salario mínimo, una de las grandes promesas del reelecto presidente Barack Obama, irrumpe en el debate político en Estados Unidos, dividiendo a economistas y empresarios, en momentos en que el empleo se recupera.

Voy a seguir presionando para que el salario mínimo sea más alto, reiteró Obama a principios de marzo, tras comprometerse a llevarlo de 7.25 a 9 dólares la hora en su discurso sobre el Estado de la Unión.

El último aumento a nivel federal, de 10.6 por ciento, fue en julio de 2009. A diferencia de lo que ocurre en otros países, donde el salario mínimo se reajusta anualmente en forma automática, en Estados Unidos no está indexado a la inflación y puede estancarse durante años.

Tomar una medida respecto al salario mínimo se ha demorado demasiado tiempo, dijo el secretario de Trabajo asistente, Seth Harris.

Entre las discusiones por el recorte de 85 mil millones de dólares en el presupuesto, el debate sobre el salario mínimo comienza a hacerse lugar en el país, donde su nivel actual representa sólo 38 por ciento del salario medio en Estados Unidos, frente al 46.1 por ciento en el Reino Unido, por ejemplo, según la Organización Internacional del Trabajo.

Profunda brecha

Los estadunidenses se muestran favorables a la iniciativa. De acuerdo con una encuesta de Gallup, 71 por ciento apoya el proyecto del presidente Obama.

La brecha entre el salario medio de los trabajadores estadunidenses y el salario mínimo es muy profunda, dijo William Spriggs, defensor de esta medida y economista jefe de la Federación Estadunidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO), la mayor federación de sindicatos del país, que se afirma representar a 12 millones de asalariados.

Los economistas y la comunidad empresarial están más divididos. La conservadora Cámara de Comercio cree que esta medida pesaría de forma desproporcionada en las pequeñas empresas, menos capaces de absorber un aumento del costo de mano, a riesgo de frenar el empleo.