Sociedad y Justicia
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Se prevé rescatar un millón de hectáreas de temporal abandonadas por los campesinos

Impulsa el INIFAP el programa Milpa intercalada con árboles frutales

Mis hijos se quedarán con esta tierra, no quiero que se vayan a Estados Unidos

 
Periódico La Jornada
Lunes 2 de julio de 2012, p. 46

Como una alternativa al MasAgro, integrantes del Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) propusieron impulsar el programa Milpa intercalada con árboles frutales con el cual los campesinos recuperan su cultura de sembrar maíz y leguminosas y obtienen ingresos adicionales con los árboles frutales.

Antonio Turrent, investigador del INIFAP, explicó que con dicho método se pueden rescatar un millón de hectáreas de temporal abandonadas por los campesinos y compartir con la población la importancia de rescatar las variedades de maíz.

En Huejotzingo, Puebla, Hipólito Gilberto destinó una de sus dos hectáreas y media de tierra a dicho sistema productivo. “Ha sido exitoso porque en cuatro años obtuve las primeras manzanas tipo golden que vendo a la central de abasto de la región a un tercio del precio al consumidor, pero es ya una ganancia; además tengo frijol, calabaza y haba”, explicó.

La experiencia de Hipólito se ha reproducido en la mixteca oaxaqueña y poblana, y se pretende llevar a Chiapas, pues la productividad del maíz es similar a la que se obtiene en un cultivo normal. La idea es modernizar este concepto y demostrar que no está distanciado de la producción de maíz, ahora el reto de los productores es evitar los robos hormiga y continuar con el apoyo tecnológico, agregó Fernando Castillo González, especialista en mejoramiento genético del INIFAP.

Esta es una alternativa para enfrentar la crisis alimentaria, y podría extenderse a 7 millones de hectáreas de temporal que sólo se destinan a la siembra de maíz; las inversiones no son onerosas; pero se necesita voluntad política del gobierno para respaldar a las 2.5 millones de familias que serían beneficiadas con el proyecto, abundó.

Dicho concepto, explicaron Turrent y Castillo González, rompe con el esquema de las grandes unidades agrícolas que ha estigmatizado a los pequeños productores como improductivos y los ha marginado de los beneficios de la investigación. Hemos encontrado en los campesinos interés por inyectar capital a sus parcelas. Lo importante es que no se enfoquen a una sola cosa.

Para Martín Domínguez González, del ejido Zoquiapan, municipio de Ixtapaluca, es una alternativa para evitar la venta de las parcelas. El campo es cada día más difícil, en este ejido antes vendíamos forraje a la policía montada de la ciudad de México, pero de repente empezaron a llegar las pacas importadas de Estados Unidos a precios más bajos y dejamos de tener clientes.

En el ejido, apuntó, somos 143 ejidatarios; a los de la primera ampliación les dieron nueve hectáreas y a los de la segunda dos. Los que están más cercanos a la zona urbana del municipio vendieron sus parcelas en 50 mil y 100 mil pesos, pero yo no la vendería ni en un millón de pesos porque éste es mi patrimonio y mi forma de vida.

Hace una década, Domínguez González inició la recuperación de su terreno degradado por estar en declive; con la plantación de duraznos y de haba ha tratado de evitar la erosión de la tierra. Mis hijos se quedarán con esta tierra en la que se producen alimentos, no quiero que se vayan a Estados Unidos o Canadá, por eso busco los mejores sistemas de producción con el respaldo de los investigadores.