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Esclavitud posmoderna, nuevo estudio de la antropóloga Mariángela Rodríguez Nicholls

Experta analiza los fenómenos inéditos que surgen en la sociedad por la migración
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de mayo de 2012, p. 9

Esclavitud posmoderna: flexibilización, migración y cambio cultural es el título de la investigación más reciente de la antropóloga Mariángela Rodríguez Nicholls.

La experta analiza el cambio sociocultural de indígenas purépechas, migrantes y no migrantes, que revelan fenómenos inéditos y emergentes, como las nuevas masculinidades, el empoderamiento de las mujeres, la aparición de una juventud que, ante las pocas oportunidades de empleo o estudios, tiende a la delincuencia y al consumo de drogas, así como de una niñez bilingüe purépecha-inglés, sin pasar por aprender español.

Este estudio es complemento sobre el tema en torno al cambio que experimenta la identidad de los mexicanos migrantes, que publicó anteriormente Rodríguez Nicholls, con el título Tradición, identidad, mito y metáfora: mexicanos y chicanos en California, ambos libros publicados por el Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas).

De acuerdo con la autora, en el contexto contemporáneo del capitalismo global y del debilitamiento del Estado-nación es muy importante dar cuenta del surgimiento de ese tipo de fenómenos socioculturales, consecuencia de la migración, ya que esas prácticas culturales se consideraban reminiscencia del pasado, rasgos premodernos que se pensó serían abolidos por el desarrollo.

Respecto del trabajo en el que se aborda el tema de la esclavitud posmoderna, la especialista se interesó en estudiar qué ocurre con los migrantes mexicanos e indígenas, indocumentados o legales, cuando retornan a sus lugares de origen. Un retorno dramático tanto por haber experimentado formas brutales de racismo, como por la explotación sufrida en el viaje, estancia y retorno.

Para su estudio, la antropóloga se centró cada vez en distintas categorías sociales: hombres, mujeres, jóvenes, ancianos y niños, lo que le permitió encontrar, por ejemplo, nuevas masculinidades, en la medida en que hay mujeres que migran y que compiten con los hombres en el trabajo del campo, mientras las que se quedan, al igual que atienden su hogar, hacen artesanías.

Si bien eso es excepcional, señala la autora, “no podemos estigmatizar todo lo referente a la migración, pues ello ha generado un empoderamiento de las mujeres, que antes habían sido marginadas o golpeadas por maridos alcohólicos y que ahora son propietarias de pequeños comercios o líderes comunitarias”.

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El estudio, publicado por el Ciesas, analiza ‘los procesos de dominación, exclusión, persecución, exterminio y criminalización del migrante”, explicó la autora en entrevistaFoto Cristina Rodríguez

En el caso de los jóvenes purépechas, dice Rodríguez Nicholls, éstos surgen como una nueva categoría social, consecuencia de la migración.

Ello se explica “dado que las personas en el campo transitaban de la niñez a la adultez sin pasar por la adolescencia. Desde muy pequeños vivían aprendiendo junto a sus padres las labores del campo o del hogar. Cuando estos jóvenes crecen en Estados Unidos, se resocializan en aquel país y se integran relativamente a los estilos de vida culturales que el país de destino ofrece a los más pobres.

El asunto es que estos jóvenes sin oportunidades y ante la ausencia de sus padres, que siempre están trabajando, tienden a la delincuencia y al consumo de drogas. Algunos padres, tratando de resolver el problema, deciden enviarlos de regreso al pueblo, para que sus abuelas se hagan cargo de ellos transfiriendo así la responsabilidad a la comunidad, donde empezaron a aparecer jóvenes desocupados. Eso ha generado en la comunidad mucha inconformidad, pues dicen que antes no había violencia y que ésta empezó exactamente con la crisis de 1994.

Otro fenómeno cultural debido a la migración es el de una niñez bilingüe purépecha-inglés, sin pasar por aprender español. De igual manera se encuentra que el desplazamiento hacia Estados Unidos ha implicado un cambio de credo religioso.

Un aspecto axial del estudio es la denominada esclavitud posmoderna de los migrantes. “Los casos de los hombres que migran por contrato, que no viven la odisea del cruce de frontera, pero que viven otra: la conciencia de ser vendidos a los empresarios estadunidenses; transacción que implica una vida exclusivamente de trabajo y hacinamiento, lo que ha provocado enfermedades como el VIH, que luego transmiten a sus esposas, así como estrés, depresión, aislamiento emocional y vulnerabilidad.

Me interesó analizar los procesos específicos de dominación, exclusión, persecución, exterminio y criminalización del migrante. Hechos que se han incrementado con la profunda crisis del capitalismo actual, concluye Rodríguez Nicholls.