Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 4 de diciembre de 2011 Num: 874

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

En el mar de la cultura alemana
Alia Lira Hartmann

Nómade, mutante y migrante: literatura alemana actual
Esther Andradi

Teatro alemán en México
Juan Manuel García

Joven poesía alemana

Nueva prosa en alemán

Las trenzas de Herta Müller
Lorel Manzano

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Alonso Arreola
[email protected]

Desde Londres, el Million Dollar Quartet

Hace frío. La función comenzará en un par de horas. Los restaurantes que circundan el llamado West End, área de teatros de Londres, ofrecen sus menús preshow sumándose a un movimiento que no se detiene ni un solo día a la semana, pase lo que pase con el clima o con la luz, esa huidiza que ahora se despide desde las cuatro de la tarde. Estamos a unas cuadras del Noël Coward Theatre, que desde hace apenas diez meses presenta Million Dollar Quartet, un proyecto que levanta sospechas pues, es inevitable pensarlo, tras los musicales de Mamma Mia! (dedicado a ABBA), We Will Rock You (dedicado a Queen), BackBeat (dedicado a los Beatles) y Rock of Ages (dedicado al glam de los ochenta), parece sumarse al negocio de la melancolía con algo de cinismo. Pero no es así. Se trata, digamos, de una fotografía (la misma del disco a que hace referencia) que cobra vida momentáneamente para hacernos imaginar y compartir lo que pudo haber sucedido aquella noche en la que cuatro genios de la música estadunidense se juntaron en torno a un mítico productor. Historia conocida, su montaje y estructura es encomiable en todo sentido y nivel. El elenco es realmente notable. Todos los actores cantan de maravilla (obviamente), tocan de maravilla (raro) y, por si fuera poco, se parecen físicamente a quienes interpretan (rarísimo). El guión, atinadamente, no se anda por las nubes ni inventa más allá de lo probado. El vestuario es simple y perfecto, tanto como la escenografía que nos introduce a la intimidad de una sesión de grabación. Pero vayamos al principio.

Mientras el público toma asiento, suenan de fondo grandes clásicos del rock estadunidense. En la pantalla que hace las veces de telón se lee:  “El 4 de diciembre de 1956, en Memphis, Tennessee, un hombre trajo a Johnny Cash, Jerry Lee Lewis, Carl Perkins y Elvis Presley para tocar juntos por primera y única vez. Su nombre era Sam Phillips... El lugar, los estudios Sun… Esa noche ellos hicieron historia en el rock & roll.” Y sí, no sólo está esa fotografía hecha por el propio Phillips (que aquí reproducimos), también la grabación que todo lo prueba.


Jerry Lee Lewis, Carl Perkins, Elvis Presley y Johnny Cash

Tras un energético inicio de “concierto” a cargo de un sexteto a cuatro voces, dos guitarras, piano (los actores Oliver Seymour-Marsh, Derek Hagen, Michael Malarkey y Matthew Empson, como Carl Perkins, Johnny Cash, Elvis Presley y Jerry Lee Lewis respectivamente) y base rítmica (Gez Gerrard en bajo y Adam Riley en batería).

Uno a uno, van apareciendo los jóvenes personajes, mostrando la manera como firmaron contrato con Sun Records para después abandonarlo en pos del famoso “siguiente paso”, el de la gran disquera trasnacional contra la cual Phillips poco podía hacer en aquel entonces. Además de ellos, y como importante aderezo, la actriz y cantante Francesca Jackson encarna a Dayanne, novia de Elvis e interpreta formidablemente “Fever” (original de John Davenport y Eddie Cooley, conocida mundialmente gracias a Peggy Lee), quien funciona como testigo e hilo conductor para la audiencia neófita.

Lo más conmovedor, empero, es la apuesta que los escritores Colin Escott y Floyd Mutrux hicieron junto al director Eric Schaeffer: mostrar a Sam Phillips no sólo como un héroe que supo reconocer e impulsar talentos en una época sin globalización ni redes sociales, sin patrocinadores ni rockstars, sino como un hombre que supo respetar la independencia de sus artistas incluso en momentos de “traición” o falta de solidaridad.

Termina la obra y salimos a la calle St. Martin, cerca de la plaza Trafalgar. Cruzamos por unos cigarrillos; de entre las revistas en el mostrador sobresale Music  Week, la más respetada en el mutante mundo de la música y sus dineros. En portada está la noticia que ha puesto a temblar al mundo de los negocios, y que en México pocos comentan: “The indies, the majors and the super major.” Se refiere a la compra que Universal ha hecho recientemente: nada menos y nada más que emi Music. Lucian Grainge, ahora rey del monopolio, explica lo feliz que está por su nueva adquisición. Contrariamente, los más respetados de la independencia británica ponen el grito en el cielo y mantienen esperanzas de que la compra se declare fuera de la ley. Mientras son peras o son manzanas, tomamos camino de Picadilly, pensando en esa noche de hace cincuenta y cinco años, cuando aún había pasión en este negocio, cuando el oro era oro y no chapa de baratijas.