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El mecanismo para implementarlo es la segunda vuelta presidencial

Gobiernos de coalición, viables, pero no para 2012, asegura Francisco Blake
 
Periódico La Jornada
Martes 11 de octubre de 2011, p. 10

La propuesta de gobierno de coalición impulsada por un grupo de políticos e intelectuales fue bien recibida por el secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, quien consideró que el mecanismo para implementarlo es la segunda vuelta presidencial planteada por Felipe Calderón, aunque no prosperó en el Senado.

Por separado, el jefe del Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, afirmó que en 2012 se va a necesitar una coalición de gobierno, entre otras cosas importantes para el país, porque se ve difícil que una sola fuerza política alcance la mayoría parlamentaria para llevar adelante los proyectos que se requieren.

En una charla con la prensa después de la inauguración de la Procuraduría de Atención a Víctimas del Delito (ProVíctima), Blake Mora comentó el desplegado en favor de los gobiernos de coalición. Indicó que da la bienvenida a ese tipo de iniciativas, aunque reconoció que en “este caso no hay tiempo suficiente para instrumentar los cambios legales para los comicios de 2012.

Es bueno que las comunidades se expresen y hagan sus planteamientos, dijo, y se pronunció por establecer el mecanismo de la segunda vuelta en las elecciones presidenciales.

Eso puede conducir a una real funcionalidad de acuerdos o coaliciones, al dar al electorado la opción de definir una fuerza de coalición cuando no se alcanza una mayoría, afirmó el funcionario federal.

Por su parte, Marcelo Ebrard, en sus declaraciones a la prensa, discrepó de la posición de Andrés Manuel López Obrador, para quien la idea de conformar gobiernos de coalición es tanto como ponerse de acuerdo en la clase política. En ese sentido, el jefe de Gobierno del Distrito Federal reiteró que hay nada más dos propuestas para resolver la situación en la que está México: una es restaurar un viejo régimen, lo que quiere decir un presidente con el poder hegemónico sobre la Cámara de Diputados, y reducir la representación política. La otra, tener que organizar con la fuerza de muy distintas organizaciones y partidos un conglomerado suficiente para tener mayoría en la Cámara de Diputados, y entonces poder hacer los cambios que México necesita.